Saturday, November 04, 2006

San Alberto Hurtado


«Seamos cristianos, es decir, amemos a nuestros hermanos». En este pensamiento lapidario resume el gran Bossuet su concepción de la moral cristiana. Poco antes había dicho: «quien renuncia a la caridad fraterna, renuncia a la fe, abjura del cristianismo, se aparta de la escuela de Jesucristo, es decir, de su Iglesia».

Éste es el Mensaje de Cristo: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27). El Mensaje de Jesús fue comprendido en toda su fuerza por sus colaboradores más inmediatos, los apóstoles: «El que no ama a su hermano no ha nacido de Dios» (1Jn 2,1). «Si pretendes amar a Dios y no amas a tu hermano mientes» (1Jn 4,20). «¿Cómo puede estar en él el amor de Dios, si rico en los bienes de este mundo si viendo a su hermano en necesidad le cierra el corazón?» (1Jn 3,17). Con qué insistencia inculca Juan esta idea que es puro egoísmo pretender complacer a Dios mientras se despreocupa de su prójimo.

Ver Seamos cristianos, es decir, amemos a nuestros hermanos, aquí

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