De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros». Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes». Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?» Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
¿Cuánto dura la gratitud? Estos leprosos eran respetuosos, incluso aduladores, mientras estaban sufriendo: "Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros". En su miseria, habían prescindido de la antigua hostilidad entre judíos y samaritanos. Pero cuando se vieron sanados de la lepra, y se vieron enteros, nueve de ellos recibieron su curación como un hecho esperado, y olvidaron dar las gracias.
De Espacio Sagrado
No comments:
Post a Comment