En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
He aquí una mezcla de dos profecías distintas que nos muestra Jesús: una sobre la destrucción de Jerusalén por el ejército de Roma en el año 70 D.C.; la otra es la Segunda Venida de Cristo al final de los tiempos. Los lectores del Evangelio de San Lucas podrán recordar cómo Jerusalén había sido arrasada; y cómo ellos esperaban la Segunda Venida durante sus vidas.
De Espacio Sagrado
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