El filósofo y teólogo Javier Sádaba intervino ayer en las Jornadas de Filosofía de la Universidad de La Rioja. Bajo el lema 'La revancha de Dios (pensar a Dios desde la filosofía)', el ciclo aborda el papel de la religión en la sociedad actual. La conferencia de Sádaba plantea el interrogante: 'El futuro de la religión. ¿Vuelve Dios?'. Lo entrevista J.C.P. en El Correo.
-¿Se ha marchado alguna vez?
-Irse del todo, nunca. Pero, en algunos sitios, vuelve incluso con más fuerza. Por ejemplo, en África o Latinoamérica. En otros, ciertamente, parece que ha desaparecido muchísimo en términos cuantitativos, como en la vieja Europa.
-¿Cuál es el futuro de la religión?
-¿Necesita el hombre un Dios?
-Respondería con la cita de un famoso filósofo: 'Necesita una razón para vivir'. Yo pienso que esta no tiene por qué ser Dios.
-Un caso concreto. ¿Cuál es el futuro de la Iglesia Católica?
-Se ha tambaleado durante 2.000 años, pero siempre ha salido con más fuerza. Incluso ahora, que está anquilosada, vieja y rodeada de críticas, ¿quién sabe si volverá a tener fuerza? El problema no es que vuelva a tenerla, sino cómo lo haga: o se abre a una actitud más sensata o, como hasta ahora, mantiene el poder por el poder.
-¿Puede, en su opinión, 'abrirse' sin traicionarse a sí misma?
-La Iglesia Católica no entraría en contradicción consigo misma si siguiera realmente los evangelios, si estuviera más con el débil. Esa sería su auténtica renovación.
-Una parte importante de la sociedad piensa que los postulados católicos son reaccionarios. La postura sobre el aborto es un ejemplo.
-En primer lugar, un aborto sensato es algo aceptado científicamente. La Iglesia entra a saco ahí de una manera totalmente ciega. Por otro lado, a mí, me parece muy bien que exponga su opinión, como puede hacerlo un club de fútbol o un club de golf. Pero, no tiene derecho a colocarse en medio y decir que tiene la bandera de la verdad. Eso no se puede hacer en una sociedad democrática y laica.
-¿Cambiará la Iglesia?
-Si soy sincero, tengo que decir que no hay ningún dato, que no se ve en el horizonte nada que invite a uno a ser optimista respecto a una renovación de la Iglesia.
RD
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