Sunday, January 02, 2011

LECTURAS

Domingo 2º después de Navidad

ECLESIÁSTICO 24, 1-4 y 12-16

La sabiduría hace su propio elogio,
se gloría en medio de su pueblo.
Abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus Potestades….

Entonces el creador del universo me ordenó,
el Creador estableció mi morada:

“Habita en Jacob,
sea Israel tu heredad”

Desde el principio, antes de los siglos,
me creó, y no cesaré jamás…..


El Libro del Eclesiástico, “El Sirácida”, es obra de Jesús hijo de Sira.

Probablemente se trata de una “familia de sabios”. El último de la saga, Jesús, pone por escrito en griego la sabiduría recibida de generaciones anteriores. Era un libro tan leído en la iglesia antigua que recibió el nombre de “El Eclesiástico”. Se escribe, muy probablemente, entre el año 190 y el 130 antes de Cristo, en Egipto.

Es éste un típico “Libro de Sabiduría”, una recopilación de escritos de escuela, pensamientos que revelan la sabiduría acumulada por la reflexión y la experiencia. Se presenta a la Sabiduría de Dios como si fuera una persona. Los humanos compartimos esa sabiduría cuando respetamos a Dios y cumplimos la ley.

Nuestro texto hace un resumen –suprimiendo varios versos– y presenta la Sabiduría divina como un personaje admirable de la corte celeste de Dios, que reside luego en Israel, en la Morada, en Jerusalén, y echa raíces en el Pueblo.



EFESIOS 1, 3-6 y 15-18

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales.

Ya que en Él nos eligió antes de la creación del mundo, para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia, por amor.

Nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo, conforme a su agrado; para alabanza de la gloria de su gracia de la que nos colmó en el Amado.


Esta carta (o tratado), de enorme riqueza temática, empieza por este párrafo exaltado, una especie de himno de bendición, en el que se cruzan muchos de los grandes temas teológicos propios de Pablo.

Se presenta a los cristianos como elegidos para la santidad, para ser hijos, para conocer a Dios, herederos de la riqueza del conocimiento de Dios.

El texto de hoy está atraído aquí sin duda por la frase: “que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo”. Se entronca así con el tema de la Sabiduría expuesto en el texto del Eclesiástico.


José Enrique Galarreta, S.J.

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