Friday, June 01, 2012

Meditando con los santos y beatos del día: B. JUAN BAUTISTA SCALABRINI



Hoy, 01 de junio, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo del BEATO JUAN BAUTISTA SCALABRINI, quien muriera santamente en un día como hoy del año 1905, en la ciudad de Piacenza, Italia. Oriundo en 1839 de Fino Monasco, en Como, Italia, fue Obispo de Piacenza y fundador de las Congregaciones de los Misioneros de San Carlos y de las Hermanas Misioneras de San Carlos (Scalabrinianos). Es recordado sobre todo como el "apóstol de los emigrantes". En 1997 Juan Pablo II le dio en honor de los altares beatificándolo.
Unidos pues a la familia Scalabriniana, presente hoy en Guatemala, México, Brasil, Argentina y Chile, brindemos nuestro vivo aplauso al Beato Juan Bautista Scalabrini.
  
Meditación
QUERIDO BEATO JUAN BAUTISTA SCALABRINI: recordar tu vida es ver al obispo que desarrolló una impresionante actividad pastoral y social. Tu personalmente visitaste por cinco veces las 365 parroquias de tu vasta diócesis, a la mitad de las cuales se podía llegar solo a caballo o a pié. Difundes entre todos los fieles la comunión frecuente y la adoración perpetua. Reorganizas los seminarios, reformas los estudios eclesiásticos, consagras doscientas iglesias, fuiste incansable en la administración de los sacramentos, en la predicación, en el culto de la verdad, de la unidad y de la caridad. De esta virtud, diste pruebas heroicas, asistiendo a los enfermos del cólera, socorriendo a los pobres y familias en desgracia. Salvas del hambre a miles de campesinos y obreros, despojándote de todo, vendiendo los caballos, el cáliz y aún la cruz pectoral que te regalara el Papa Pío IX. Pero tu especial preocupación pastoral fueron los emigrantes. Te conviertes en el apóstol de millones de italianos obligados a expatriar, con el peligro de perder la práctica religiosa y la fe. Y con este fin fundas tus dos congregaciones a las que infundes el lema que alentó tu vida: "Hacerme todo a todos para ganarlos a todos para Cristo". Pero esta intensa actividad pastoral no te quitó de dar los mejores momentos a la eucaristía delante de la cual pasabas horas enteras, a la Virgen, cuyo amor se traslucía en tus homilías y peregrinajes marianos. Y cuando llegó el día de la ascensión, el día también de tu partida, tus últimas palabras fueron: "Señor estoy listo, vamos!" Habías cumplido tu programa de hacerte todo a todos.

Radio Vaticano

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