Mientras iban de camino, alguien le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene donde recostar la cabeza». Jesús dijo a otro: «Sígueme». El contestó: «Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre». Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve a anunciar el Reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia». Jesús le contestó: «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Aquí Jesús se encuentra con tres personas, aparentemente generosas, listos para convertirse en sus seguidores. En cada caso, parece que Jesús les hace más difícil lo que ofrecen. ¿Cómo reacciono ante estas respuestas? ¡Qué busca Jesús? ¿Capta poca sinceridad en sus intenciones?
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