Jesucristo Luz de los Pueblos
Introducción
Luz serena de la gloria santa del Padre Eterno,
¡oh, Jesucristo!:Habiendo llegado a la salida del sol,
y viendo aparecer la luz matutina,
alabamos al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo de Dios.
Es un deber alabarteen todo tiempo con santos cánticos,
Hijo de Dios que das vida;
por eso el mundo te glorifica.
(Himno Fos Hilarión, adaptado)
Texto
“Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12).
“Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz” (Jn 12, 35-36).
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 78-79).
Conclusión
“Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que sea necesario salvarse. Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro.
Afirma además la Iglesia que bajo la superficie de lo cambiante hay muchas cosas permanentes, que tienen su último fundamento en Cristo, quien existe ayer, hoy y para siempre. Bajo la luz de Cristo, imagen de Dios invisible, primogénito de toda la creación el Concilio habla a todos para esclarecer el misterio del hombre y para cooperar en el hallazgo de soluciones que respondan a los principales problemas de nuestra época” (Gaudium et Spes 10).
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