La lejanía de Dios es lejanía de sí mismo. Lo ha subrayado Benedicto XVI durante la catequesis dedicada a San Agustín, durante la audiencia general.
El Papa ha dicho que el santo de Hipona fue un hombre de pasión y de fe pero al mismo tiempo no renunció nunca a la razón y por tanto su itinerario intelectual y espiritual representa un modelo en la relación entre fe y razón.
Fe y razón no se contraponen sino que se armonizan, pues la lejanía de Dios equivale a la lejanía de sí mismo y la Iglesia opera activamente a favor de la humanidad del hombre mediando para su salvación. Benedicto XVI: “Esta armonía entre fe y razón significa sobretodo que Dios no está lejos de nuestra razón y de nuestra vida sino al contrario, que está cercano a cada ser humano, y que está cerca tanto de su corazón como de su razón, si realmente nos metemos en camino”.
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