“Creo que sí hay vocaciones”, opina Gemma Morató, “aunque algunos no lo crean o no lo desean”. Por ello invita a las órdenes religiosas a “vivir en auténtica comunidad”, pues está convencida de que las vocaciones sin un apoyo comunitario no duran. Asimismo pone el acento en que “la misión no puede ser una excusa para recortar la oración”, que hay que “huir de ser simplemente una ONG”, pues opina que los jóvenes sólo permanecerán en la orden si después de ver esa misión “encuentran una verdadera vida de oración y una fuerte vida de comunidad”.
¿Estamos o no conectando con los jóvenes? Es una pregunta que plantea Alfonso Rovira, de la Pastoral Juvenil Vocacional de CONFER y propone varias claves para resolverla. La primera piedra de toque son las comunidades, si son acogedoras para quienes llegan con una vocación; la segunda es la pastoral juvenil, y si se está invirtiendo en ella la formación, los recursos y la creatividad necesarias; la tercera piedra de toque es el trabajo coral o en red. El sacerdote enumera también las características del panorama social y religioso que se encuentran hoy día los jóvenes y que, desde luego, no parece demasiado propicio para el encuentro de éstos con Jesús.
Más información en el nº 2.598 de Vida Nueva (Enfoques, páginas 20 y 21).
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