lunes, 30 junio 2008
“Desde inicios del año 2008 el pueblo burkinés atraviesa momentos difíciles debido al aumento general del precio de los productos de primera necesidad. El fenómeno del alto coste de la vida ha provocado en nuestro país manifestaciones de protesta, marchas y huelgas que han desembocado en ocasiones en la destrucción de bienes públicos y privados”, expresaron en un mensaje los obispos de Burkina Faso y Níger al término de la Asamblea Plenaria del año pastoral 2007-2008 que se celebró del 2 al 6 de junio.
“Aun comprendiendo el legítimo malestar y la confusión de la población que sufre hambre, los Obispos desaprueban todos los actos de violencia y de destrucción de los bienes públicos y privados pues con estos se obstaculizan los esfuerzos individuales y colectivos por construir el bien común tan querido por todos”, continuaron.
En el mensaje final del encuentro, que fue enviado a la Agencia Fides, los miembros de la Conferencia Episcopal de Burkina-Níger afirmaron que si bien el aumento de los precios “afecta a todos los países del mundo”, el fenómeno golpea de manera más grave “a los países en desarrollo por el desequilibrio de las reglas del comercio internacional, por el aumento del precio del petróleo, por la especulación en el mercado internacional de cereales y por la destrucción del medio ambiente, sin esconder los límites de las políticas agrícolas a nivel nacional e internacional”.
Recordando el mensaje del Papa Benedicto XVI durante la Cumbre de la FAO en Roma del 3 de junio, los obispos de los dos países africanos alabaron “las medidas urgentes que han sido tomadas por el gobierno para atenuar el sufrimiento de la población y los esfuerzos de diálogo entre actores públicos y privados para encontrar una solución duradera a esta crisis”.
“Apreciamos el esfuerzo de las Organizaciones Católicas para el Desarrollo y la Solidaridad (OCADES Caritas Burkina) que salen al encuentro de los más pobres”. Al mismo tiempo la Conferencia Episcopal de Burkina-Níger “desaprueba y condena cualquier forma de especulación y cualquier comportamiento, individual o colectivo, de comerciantes, agentes económicos y de cualquier administración pública o privada que busque sacar ganancias con esta crisis explotando la miseria de los más pobres con fines de lucro ilegal”.
El mensaje concluye con una invitación de los obispos “a todos los hijos y las hijas de la Iglesia-Familia de Dios, por una parte, a redoblar los esfuerzos en el trabajo para hacer que prevalezca la solidaridad y, por otra parte, a revisar los propios hábitos alimenticios para darle mayor importancia a los productos que nosotros producimos. Todos estamos llamados a desarrollar comportamientos responsables frente a las demandas de la sociedad de consumo”.
Mundo Negro
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