"Es difícil pensar que en un mundo donde se gastan 851 billones de euros al año en armas, no haya fondos disponibles para socorrer a las poblaciones necesitadas", afirmó el Arzobispo Celestino Migliore en la Sede de las Naciones Unidas. Mons. Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino el pasado 2 de julio en la sesión de Alto Nivel del Consejo Económico y Social de ese organismo centrado en la exigencia de hacer frente a las necesidades de desarrollo de las comunidades rurales.
En su intervención, el prelado recordó que la reciente resolución adoptada por el Consejo de Derechos Humanos relativa al derecho a la alimentación "subraya la obligación de los Estados, ayudados por la comunidad internacional, de hacer todos los esfuerzos posibles para cubrir las necesidades alimentarias de sus poblaciones mediante medidas que respeten los derechos humanos y el estado de derecho". "Las raíces de la crisis alimentaria actual -prosiguió- parecen brotar de una serie de causas. Políticas económicas, agrarias y energéticas erróneas que han causado el choque entre la creciente demanda de productos alimentarios y la insuficiente producción de alimentos, por una parte, y el aumento de la especulación financiera sobre los productos básicos, el encarecimiento incontrolable de los precios del petróleo y las adversas condiciones climáticas, por otra".
"Si el debate de hoy se centra, como es justo, en los defectos estructurales de la economía mundial, debemos trabajar también para garantizar que esa discusión lleve aparejadas acciones inmediatas y eficaces. De no ser así, esta reunión será puramente un ejercicio retórico y de aplazamiento de nuestras responsabilidades. (…) Ahora hay que actuar inmediatamente para ayudar a los que corren peligro y son víctimas de la malnutrición y el hambre. A medio y largo plazo -agregó- la ayuda económica inicial debe acompañarse con un esfuerzo conjunto para invertir en programas agrarios sostenibles a largo plazo en ámbito nacional e internacional. (...)
Para ello es necesario acelerar la reforma agraria en los países en desarrollo para que los pequeños agricultores tengan acceso a los instrumentos que les permitan incrementar la producción de forma sostenible y acceder a los mercados nacionales e internacionales". "Mi delegación -concluyó el arzobispo- acoge las recomendaciones de la reciente Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria organizada por la FAO en Roma. Esas directrices ofrecen una guía práctica para hacer frente a las consecuencias de las crisis alimentarias a corto y a largo plazo y para prevenir las crisis futuras". (VIS, 8 JUL 2008).
CPAL
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