“En Sydney he encontrado el rostro joven de la Iglesia” ha dicho Benedicto XVI antes de rezar la oración del Ángelus en el patio de Castel Gandolfo.
Trazando un primer balance personal de la XXIII Jornada de la Juventud, el Papa ha afirmado que tiene todavía “ante los ojos y en el corazón esta extraordinaria experiencia, en la que ha podido encontrar "el rostro joven de la Iglesia: era como un mosaico multicolor, formado por muchachos y muchachas provenientes de todos los rincones de la tierra, reunidos por la única fe en Jesucristo".
“Jovenes peregrinos del mundo” así los ha llamado el Papa utilizando la expresión de los habitantes de Sydney, porque estos encuentros – ha explicado- constituyen las etapas de una gran peregrinación a través del planeta para manifestar cómo la fe en Cristo nos hace a todos hijos del único Padre que está en los cielos y constructores de la civilización del amor".
“De este modo -ha añadido- esta Jornada Mundial se transformó en un nuevo Pentecostés, con el que se ha relanzado la misión de los jóvenes, llamados a ser apóstoles de sus coetáneos, al igual que muchos santos y beatos”.
Tras recordar que a partir del lunes 28 pasará algún tiempo descansando en Bressanona, entre las montañas del Trentino-Alto Adige, Benedicto XVI ha deseado a todos los que van de vacaciones que pasen unos días serenos de fecundo descanso físico y espiritual asegurando también su cercanía a quienes no pueden disfrutar de un tiempo de descanso y de vacaciones: “Pienso en los enfermos en los hospitales, en los encarcelados, en los ancianos, en las personas solas, y en quienes pasan el verano en el calor de las ciudades", dijo el Papa.
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