Recomenzar desde Cristo implica una conversión personal, pastoral y eclesial, que requiere “abandonar las estructuras caducas” y que nadie se excuse de “entrar decididamente” en ese proceso de renovación misionera.
Así lo señaló el Padre José Luis Fernández, Misionero del Espíritu Santo, subdirector del Inpas, quien estuvo a cargo de la última de las exposiciones ofrecidas durante la Semana de Formación Teológico-Pastoral, en la que participaron más de cien sacerdotes de la Arquidiócesis de Santiago.
Durante el encuentro, desarrollado entre el 22 y el 25 de julio en el Colegio de los Sagrados Corazones, el Clero de Santiago reflexionó acerca de temas como los encuentros con Dios, con Jesucristo y con el testimonio del Padre Alberto Hurtado: los lugares y las etapas para el encuentro con Jesús y la conversión pastoral que pide el Documento Final de Aparecida.
Este último tema estuvo a cargo del Padre José Luis Fernández, quien citó un libro del Cardenal Oscar Andrés Rodríguez sobre las conclusiones de Aparecida, en el que señala la necesidad de cambios en la pastoral y de no “seguir haciendo más de lo mismo”. Luego mencionó las principales preocupaciones destacadas por los Obispos en el Documento Final y los caminos propuestos para responder a ese diagnóstico.
La renovación requiere de reformas
La primera invitación, dijo, “es nuestra propia y permanente conversión personal”, que parte de una vuelta a la experiencia fundante, “al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida”. Invitación que alcanza también al plano pastoral y a todo el ámbito eclesial, de cara a la renovación misionera de la Iglesia. Al respecto, subrayó textos de Aparecida que afirman que “ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con toda sus fuerzas, en lo procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (365)”. Y otra cita que señala: “Necesitamos una renovación eclesial que implica reformas espirituales, pastorales e institucionales” (367).
Recordó el Padre José Luis que los obispos enfatizaron en Aparecida que “hoy, más que nunca, el testimonio de comunión eclesial y la santidad son una urgencia pastoral”, para cuyo logro hay que volver a los orígenes.
Primera comunidad cristiana y participación laical
Siempre siguiendo el Documento Final, el Padre José Luis señaló que una conversión pastoral requiere “que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera”. Y recordó que el modelo de esta renovación comunitaria está “en las primitivas comunidades cristianas” (369). Otras exigencias de la conversión pastoral son la existencia de proyectos pastorales, programas concretos, objetivos, métodos y formación y el deber de los laicos de “participar del discernimiento, la toma de decisiones, la planificación y la ejecución” (213).
En cuanto a los lugares para el encuentro con Jesucristo, destacó la centralidad de la Palabra de Dios y de la Eucaristía, vivir la “escuela de María”, la importancia del kerygma, de los procesos de iniciación cristiana y la prioridad de la vida comunitaria.
Testimonios de los participantes
Los participantes en esta Semana Teológica resaltaron diversos aspectos del trabajo de estos días, que consistió en exposiciones y reuniones en grupos. El Padre Diego Ossa, párroco de Jesús Carpintero, de Renca, se refirió al testimonio de San Alberto Hurtado resaltado en una de las intervenciones; todo lo que hacía, dijo, “era consecuencia del amor profundo que tenía a Jesucristo en la eucaristía y la confianza absoluta en la Santísima Virgen”.
El Padre Carlos Risopatrón, por su parte, párroco de San Andrés, señaló la importancia de estos encuentros y el trabajo en grupo, de donde surgen apoyos para la labor pastoral en las parroquias, donde, dijo, “hay una inquietud por encontrarse con Jesucristo”.
También entregó su opinión el Vicario de la Zona Norte, Padre Pedro Ossandón, quien agradeció al Cardenal Errázuriz esta iniciativa, “que nos ayudó a los sacerdotes a tener un profundo encuentro con la persona de Cristo. Eso es lo que más renueva la vida interior de los presbíteros y también ayuda a que demos un testimonio real de comunión fraterna. Todo en beneficio de las personas que más sufren, las que están más apartadas, incluso aquellas que no creen en Dios o son agresivas con la Iglesia, para ayudarlas, y animarlas a encontrarse con Cristo el Señor”.
El, párroco de San Martín de Porres, en la Zona Sur, Padre Renatro Giavio, resaltó que “el encuentro con Jesús, nos lleva a querer a las personas con quienes trabajamos, porque su presencia real está también en el pobre, en el destruido, en aquellos que han sido marginados”.
Fuente DOP http://www.iglesiadesantiago.cl/
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