Jon Sobrino ve obstáculos "políticos" en la beatificación de monseñor Romero

RD/Efe
Miércoles, 26 de agosto 2009

El jesuita y teólogo vasco, Jon Sobrino, lamentó hoy en México lo lento que va el proceso de beatificación del asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, el cual siente que ha sido frenado desde instancias políticas. "Para mí el problema fundamental es político", sostuvo Sobrino en una entrevista con Efe a propósito de una visita a México, donde esta tarde comienza el I Congreso Internacional sobre Ignacio Ellacuría.

Sobrino considera que, habiendo un Informe de la Verdad de la ONU que responsabiliza de la muerte al ex mayor Roberto D'Aubisson, ya fallecido, el partido que éste fundó, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha), ha actuado como freno en el proceso.

"Si se beatifica a Romero, quieras o no sale todo el lío este. Entonces es un problema grande para el Gobierno del país /El Salvador) y, supongo yo, para las relaciones públicas o políticas o diplomáticas, entre el Vaticano o el país", apuntó Sobrino.

El pasado junio ARENA fue desbancada del poder en El Salvador con la llegada a la Presidencia de Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el primer político izquierdista en ese cargo.

El sacerdote y profesor de la Universidad Centroamericana (UCA) expresó su temor a que con el tiempo se reconozca nada más "a un monseñor Romero aguado".

Para Sobrino el ex arzobispo de San Salvador "fue un buen hombre, y un buen cura, y un buen arzobispo", pero el proceso vaticano no debe quedarse nada más en eso.

Romero fue asesinado por un comando de ultraderecha el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en la catedral salvadoreña.

El asesinado arzobispo ocupaba parte de sus homilías para denunciar las atrocidades cometidas por los militares contra la población en los años que antecedieron a la guerra civil (1980-1992) por lo que hasta ahora muchos le llaman "la voz de los sin voz".

El proceso de beatificación sigue estancado en el Vaticano, mientras la Iglesia católica salvadoreña ha pedido en varias ocasiones que su figura no sea usada con fines políticos.