Entonces dijo Jesús a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16,24)
¿Lo tienes todo? Pues ya estás muerto. Siempre queda algo por lo que luchar. Siempre hay alguna página que escribir, algún objetivo que alcanzar, un amor por conquistar, una herida que sanar. Siempre, incluso en la hora tranquila, está en el horizonte la vuelta a la brega, y cuando se alcanzan metas aparecen en el horizonte nuevos caminos que han de ser recorridos.
¿Estás ya tranquilo, contento, sosegado, en paz y nada va a cambiar? Pues algo falla. Porque siempre se puede aspirar a más. En el trabajo y en el cariño, en los proyectos y en el propio lugar en el mundo. No tengas miedo de añorar; teme más bien conformarte.
¿Cuáles son tus búsquedas hoy?
Háblale a Dios de ellas, y piensa en si merecen la pena.
pastoralsj
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