El jesuita que hace casas a los pobres

Felipe Berríos, el religioso que incentiva a construir para los más pobres

RD/Agencias
Viernes, 28 de agosto 2009

Con un discurso trasgresor que saca chispas en la élite chilena y unos enormes zapatos gastados que se niega a cambiar, el sacerdote jesuita Felipe Berríos moviliza a miles de jóvenes latinoamericanos para que construyan viviendas para los más pobres. "Hay mucha gente que vive de la pobreza y le interesa perpetuarla. Frente a eso yo me rebelo", señala en una entrevista con la AFP en las oficinas de su movimiento 'Un techo para mi país".

La iniciativa ha movilizado a unos 200.000 jóvenes, con una convocatoria no muy frecuente en la región. "Este es un proyecto donde los jóvenes no son invitados sino protagonistas", dice Berríos, para explicar su éxito entre los jóvenes.

De 53 años, atractivo y con un lenguaje bastante juvenil, Berríos -que pide que lo llamen 'Felipe' a secas- dice que lo mejor del proyecto es que "se da un contacto horizontal y real con la gente más pobre". "No es una cuestión asistencialista, paternalista o culposa, sino que un encuentro muy bonito. Ese contacto no culposo es tremendamente atractivo, enriquecedor y formativo para los jóvenes", agrega.

Berríos afirma que no le importan las críticas de que su programa sólo atrae a una élite de jóvenes universitarios, que muchas veces ingresan por motivaciones diferentes al deseo de ayudar. "A mí me da lo mismo qué es lo que los lleva a ingresar. Si van porque hay niñas bonitas o porque no tenían nada qué hacer. Lo importante es cómo regresan", señala. "Todos regresan distintos. Algunos no regresan nunca más porque no son capaces de enfrentarse a eso y la gran mayoría se cuestiona su vida y sus opciones", agrega.

Su forma de encarar la pobreza, junto a sus frecuentes críticas a la clasista sociedad chilena y a la jerarquía de la Iglesia Católica han convertido a Berríos en blanco de cuestionamientos, y también de cierta devoción. "Este último tiempo se nos ha ido metiendo en Chile una Iglesia súper conservadora y yo diría con rasgos clasistas", señala frente a los cuestionamientos.

"Esa Iglesia más ligada a la clase alta, es la Iglesia que te muestra que evangelizar es hacer proselitismo religioso, enseñar el catecismo. Para mí eso nunca ha sido evangelizar", señala con vehemencia, la misma que lo llevó a anunciar su salida en 2010 del 'techo', cuando partirá para trabajar como misionero a África, donde estuvo hace 25 años. La noticia de su partida ha impactado en Chile, donde es un personaje mediático, pero él dice que la empresa ya está lo suficientemente madura para andar sola, y que él necesita tiempo para reflexionar. Sobre sus enormes zapatos negros rajados en los costados, que más de alguien le ha ofrecido cambiar, dice que aún le quedan dos años más por usar, porque sólo los renueva cada 10.