Tuesday, June 19, 2012

Las cuatro señales de Bertone



El Secretario de Estado, en el ojo del huracán, reacciona y ataca a la prensa italiana

ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO



Las señales que quiso mandar el Secretario de Estado con la entrevista a “Famiglia Cristiana” que se anticipó ayer son cuatro. La potada de la revista paulina lleva un título que no deja lugar a dudas: un entrecomillado atribuido al brazo derecho del Papa Ratzinger: «Cuervos e IOR... sólo calumnias». Esta decidida declaración del cardenal llega después de las del Sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu, y del cardenal decano Angelo Sodano (ambas publicadas por “L’Osservatore Romano”). En cierto sentido, representa la continuación de los mensajes, que van dirigidos hacia fuera y hacia adentro de la Curia Romana, en los que se llama a la unidad alrededor del Papa y en los que se desmiente la existencia de facciones que luchan entre sí.

En la entrevista, el Secretario de Estado atribuye a los periódicos (en particular italianos) la mayor responsabilidad, tanto por lo que sucedió con los “vatileaks” como por las polémicas que desencadenó el despido del presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi. Habrían sido ellos, los periodistas a la Dan Brown, con información poco fiable y venenosa, con sus mezquindades y mentiras, los que difundieron la imagen de un Vaticano lleno de luchas de poder y tensiones, que, asegura el purpurado, no existen. «En la secretaria de Estado entre todos los colaboradores hay unidad, un compromiso que no existe en otros ámbitos [...] Personalmente –dijo el cardenal– no tengo ningún indicio de que los cardenales estén involucrados o de luchas entre eclesiásticos para conquistar un falso poder».


Para Bertone, pues, es completamente incorrecto deducir la existencia de conflictos internos de la lectura de los documentos publicados en el libro de Gianluigi Nuzzi. Cartas que tienen que ver con el contexto del caso Boffo, con el alejamiento de monseñor Viganò del Gobernatorado, con el control del Instituto Toniolo (la caja fuerte de la Universidad Católica) y con las diferencias dentro del IOR. Se trata, según Bertone, de invenciones, fruto de un mal periodismo; en el extranjero, indica el purpurado, es muy difícil «comprender la vehemencia de ciertos periódicos italianos».

Otra señal está relacionada con el mismo Gianluigi Nuzzi, el periodista del “scoop” de los “vatileaks”, que desde hace meses conquistó una atención inusitada en todo el mundo. El brazo derecho del Papa insiste en que la publicación de las cartas representa «un acto inmoral de gravedad inaudita. Es la violación de un derecho reconocido explícitamente por la Constitución italiana, que debe observarse con severidad». 

 
Igualmente fuerte es la señal relacionada con las causas que habrían desencadenado el caso de los “vatileaks”: «La gran acción aclaradora y purificante de Benedicto XVI, desde que era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en absoluta sintonía con Juan Pablo II, ha creado fastidio. Su acción para arrancar los episodios de pederastia en el clero, por citar solo una temática entre tantas, ha demostrado que la Iglesia tiene una capacidad de autoregeneración que otras instituciones y personas no tienen. Es evidente que la Iglesia es una roca que resiste a las borrascas. Es un punto de referencia inequívoca para muchísimas personas e instituciones de todo el mundo. 
Por esto tratan de desestabilizarla».Bertone no indica quién está tratando de desestabilizar a la Iglesia. Pero es difícil imaginar, por lo menos en este caso, que esté haciendo referencia solo a los periódicos italianos.

Al final, está la señal sobre el IOR. El Secretario de Estado afirma que la «publicación de los interventos del Consejo de Superintendencia», evidentemente autorizada, «demuestra que su despido no se debe a dudas interiores relacionadas con la voluntad de transparencia, sino más bien porque se dio un deterioro en las relaciones entre los consejeros». La transparencia continúa, asegura el cardenal. Y lo puede decir el banquero de Piacenza, que fue despedido de la presidencia del Instituto con modos inauditos y con motivaciones moral y profesionalmente demoledoras, acompañadas, incluso, de un embarazante diagnóstico psiquiátrico.

Vatican Insider

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