En la tranquila diócesis de Oaxaca se ha desencadenado una polémica por presuntos abusos sexuales
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Las denuncias públicas contra el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández por supuestos abusos sexuales a menores han sacudido a Oaxaca, tranquila arquidiócesis del sur de México. El Vaticano ya investigó el caso en 2010 y no encontró indicios para enjuiciar al acusado, pero ahora un grupo de 10 presbíteros de la zona insiste en su culpabilidad y acusan de “sesgadas” las pesquisas ordenadas por la Santa Sede. Aunque tuvieron muchas oportunidades para aportar pruebas y nunca lo hicieron.
Todo se remonta a junio de 2009 cuando el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, tomó conocimiento de las acusaciones. Ocurrió en una reunión, durante la cual salieron a relucir rencillas entre varios miembros del prebisterio. Algunos de ellos enviaron una carta con su denuncia a la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF).
Entonces Roma intervino y nombró como investigador al responsable de otra arquidiócesis (Puebla), Víctor Sánchez Espinosa. Una decisión significativa porque demostró la intención de realizar un estudio independiente y objetivo. Así se hizo, pero sin resultados. Ni testimonios, ni pruebas objetivas fueron presentadas.
Con estos antecedentes la CDF “desestimó en su mérito” la causa, pero no decretó la inocencia del imputado. Sólo certificó la falta de elementos para proceder y así lo comunicó a los 10 sacerdotes acusadores, a quienes no gustó esa determinación. Por ello apelaron, obligando a la Santa Sede a intervenir nuevamente.
Pero los denunciantes no esperaron a recibir los resultados finales de las nuevas investigaciones. Más bien se apresuraron a firmar una carta abierta en la cual atacaron la rectitud de las diligencias conducidas por Sánchez a nombre del Vaticano. Extrañamente se “lavaron las manos” de aportar pruebas, negándose a convertirse en “parte acusadora” o “investigadora”.
En estos términos el caso corre el riesgo de naufragar una vez más. Porque sin testimonios ni elementos concretos resulta imposible condenar al supuesto abusador. Mientras tanto el arzobispo oaxaqueño Chávez Botello emitió un comunicado para expresar su “absoluta” disponibilidad para esclarecer los hechos.
“Queremos la verdad. No defendemos al acusado asegurando su inocencia pero tampoco podemos condenarlo sin pruebas. Pedimos a las autoridades civiles correspondientes agilicen las investigaciones necesarias para asegurar la justicia en la verdad; estamos seguros que la verdad nos hará libres”, apuntó.
Vatican Insider
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