Habla el arzobispo Maroun Lahham, que recibirá dentro de pocos días al cardenal Scola y al Forum internacional Oasis en Túnez
GIORGIO BERNARDELLIROMA
Hace pocos meses dejó Túnez, porque el Papa le envió a su Jordania, a Ammán (otra capital crucial en el mundo árabe), en donde hoy es el vicario del Patriarca de Jerusalén. Sin embargo, en estos días y al no haber un sucesor en Túnez, será el mismo arzobispo Maroun Lahhan quien reciba al cardenal Angelo Scola y a los participantes del foro que promueve la Fundación Internacional Oasis. Después de haber visitado El Cairo, Ammán y Beirut, este año estarán por dos días en la capital del país en el que hace un año y medio comenzó a florecer la “primavera árabe”. «La religión en una sociedad en trancisión. De qué forma Túnez interpela al Occidente» es el tema de la cita que comenzará el próximo lunes y que (según el esquema de Oasis) permitirá un debate libre entre expertos cristianos y musulmanes. Justamente el arzobispo Lahham ofrecerá una ponencia que ya desde el título encierra su experiencia personal: “De Ammán a Túnez y de regreso: un cristiano árabe y las transformaciones”.
«Volví a Ammán después de muchos años y me encontré con una Iglesia literalmente en explosión. En el buen sentido de la palabra –indica–: muchos jóvenes, muchas parroquias, una nueva vitalidad». En las plazas de Ammán, preguntamos, ¿cuál es la atmósfera con respecto a la “primavera árabe”? «Desde Marruecos hasta Irak, los jóvenes rompieron por todas partes la barrera del silencio –nos dice. Incluso en Jordania son las plazas las que hablan, los Hermanos musulmanes hablan, y hay descontento por la corrupción generalizada. Sin embargo los que se oponen al rey son pocos. Aunque luego ataquen a su gobierno, que es una forma indirecta para decir al rey que las cosas no funcionan».
Como sea, hoy en Jordania la mayor preocupación se llama Siria: el miedo de que el caos pueda propagarse es muy grande. «Hace algunos días estuve en la parroquia de Mafraq, que se encuentra a tan solo 20 kilómetros de la frontera –cuenta el religioso. Allí, los prófugos sirios ya son unos 120 mil. Nuestra Cáritas distribuye la ayuda para todos, aunque no haya cristianos entre los desplazados. Probablemente los cristianos se dirigen hacia el Líbano. Sin embargo, es muy difícil saber quién dice la verdad y quién no en Siria. Una cosa es cierta: que cada día hay muchos muertos. Esto es inaceptable. El gobiernod e Assad ha perdido su legitimidad: no se puede asesinar al propio pueblo por amor al poder. Además, hay muchos intereses alrededor: Irak, Rusia, Francia, Estados Unidos, Hezbollah, Israel. Al final, quien resista más será el vencedor».
El discurso regresa a las esperanzas que se desencadenaron con las primeras revueltas en Túnez. Entre los obispos árabes, Lahham fue uno de los que, desde el principio, dieron mayor credibilidad a los que se manifestaron en las calles. ¿Cómo hay que interpretar lo que está sucediendo hoy? «Entre los cristianos hay un poco de preocupación, pero no pánico –responde. No hay que exagerar. Claro, podrán ofrecer todas las garantías, mostrarse abiertos, pero, para un cristiano, un Hermano musulmán seguirá siendo un Hermano musulmán... Nosotros, de cualquier manera, no hablamos de laicismo: es una palabra que se oye mal en árabe, es como decir que no se cree en Dios. Más bien insistimos en la idea de ciudadanía, que garantiza a todos, independientemente de la religión, los mismos derechos. Creo que estamos yendo hacia esta dirección. En Túnez, por ejemplo, a pesar de que el partido islámico hubiera ganado las elecciones, hayun clima muy abierto. En la nueva constitución la “Sharía” ni siquiera se nombra. A final de cuentas, es un hecho positivo».
Vatican Insider
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