En una reflexión titulada "Una Iglesia de discípulos y misioneros", el Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, describió la experiencia de comunión que se vivió en Aparecida, los rasgos de la Iglesia de discípulos y misioneros que su Documento Conclusivo nos presenta y el lugar de la pedagogía pastoral en la edificación de la Iglesia.
El pastor explicó que la primera novedad pastoral del Documento está en descender a la persona, a su identidad y vitalidad cristianas, a la fuente de todo dinamismo interior y de toda iniciativa: a su encuentro con Jesucristo vivo y a su compromiso discipular y misionero. "A partir de ese compromiso con Cristo, esperamos que la Iglesia cumpla más plenamente su misión en el mundo.
Es algo característicos del discípulo su coherencia en el seguimiento de Jesucristo, superando el divorcio que con frecuencia constatamos entre fe y responsabilidad social, entre adhesión a Jesucristo y pertenencia viva a su Iglesia, entre vida personal y familiar e inserción eclesial, entre espiritualidad y acción secular, en último término, entre amor a Dios y amor al prójimo", añadió.
Destacó el Cardenal Errázuriz que Aparecida tiene clara conciencia de la situación de innumerables bautizados cuya pertenencia a la Iglesia no se expresa en una participación viva ni en la liturgia dominical, ni en la recepción de la Palabra de Dios, ni en alguna comunidad cristiana. "Gracias a Dios, en muchas diócesis, comunidades parroquiales, movimientos apostólicos, colegios y comunidades de universitarios, renace el ardor misionero. Sin embargo, estos brotes no ocurren con la frecuencia y la universalidad que corresponde a nuestra vocación misionera. Le pedimos al Espíritu Santo que irrumpa entre nosotros, haciendo nuevas todas las cosas, sacudiendo de nosotros todo letargo misionero".
Añadió el purpurado que "vamos hacia un despertar misionero en toda nuestra Iglesia en América Latina y el Caribe, en el cual cada Juan Diego, llamado por su nombre, salga a evangelizar con la Biblia en la mano y con la imagen de la Virgen María, como aparece en el tríptico que nos regaló el Santo Padre en Aparecida".
A juicio del Arzobispo, esta gran novedad de Aparecida persigue que el Pueblo de Dios viva en estado de misión permanente. "Para ello la Iglesia ha de ser un espacio que facilite la experiencia religiosa y la vida comunitaria, una escuela de formación bíblico-doctrinal, y una casa de la cual todos salen con un profundo compromiso misionero".
Con relación a la Misión Continental, el Arzobispo de Santiago puntualizó que la misión quiere abarcar a todos los bautizados y llegar aún a quienes no conocen a Jesucristo. Precisó que, en lo que atañe a nuestras comunidades, tiene dos objetivos: "por una parte, dar un salto cualitativo para logar un vivo despertar misionero que sea permanente, ya que pedimos la gracia de ser una Iglesia realmente misionera, cuyos miembros sean de verdad discípulos misioneros. Por otra parte, persigue la interiorización de la gran riqueza espiritual y pastoral, religiosa y humana, de la experiencia de comunión y de las orientaciones pastorales de Aparecida".
Ver reflexión del Cardenal Errázuriz "Una Iglesia de discípulos y misioneros"
Fuente: Prensa CECh
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