El teólogo acusa a Benedicto XVI de cisma en caso de llegar a un acuerdo con los lefebvrianos
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
Desde que comenzó su Pontificado ha sido el Papa el que llama a la unidad y también el que en la última misa crismal afrontó la cuestión de la desobediencia de los religiosos austriacos de la “Pfarrer-Initiative”. Justamente ahora, Benedicto XVI es acusado por un colega, Hans Küng, de «provocar» la desobediencia e incluso de ser «cismático» en el caso de que proceda con el reconocimiento canónico de la Fraternidad San Pío X, fundada por monseñor Lefebvre.
La dura acusación de Küng fue publicada en el periódico alemán “Südwestpresse”. Küng escribe que ya se está preparando la «reconciliación final» con los lefebvrianos (que había previsto, erróneamente, para Pentecostés), y que se llevará a cabo con el riesgo de incluirles «en la Iglesia con artificios canónicos». Y recuerda que los miembros de la Fraternidad «continúan rechazando documentos fundamentales del Concilio».
Küng sostiene que «el Papa acogería definitivamente en la Iglesia incluso a los obispos y sacerdotes consagrados ilegalmente». Para fundar su afirmación, el teólogo suizo cita la Constitución Apostólica de Pablo VI “Pontificalis Romani Recognitio”, del 18 de julio de 1968, y las posturas de un «autorizado miembro de la Comisión Ecclesia Dei, Karl Josef Becker SI, hoy cardenal». A decir verdad, mientras todos están de acuerdo con el hecho de que las ordenaciones sacerdotales y episcopales que llevó a cabo Lefebvre después de la suspensión “a divinis” y después de la excomunión de 1988 son «ilícitas»; casi nadie ha puesto seriamente en duda su «validez»: fueron celebradas por un obispo que tiene la sucesión apostólica y, según el rito usado por la Iglesia católica hasta la reforma litúrgica post-conciliar.
Pero Küng va más allá, inaugurando lo que parecería n “sedevacantismo” de izquierda. El Papa, según su opinión, al acoger a los lefebvrianos «se alejaría todavía más del pueblo de Dios». Küng escribe que Benedicto XVI tendría que recordar que «hay un cisma en la Iglesia cuando» una porción se separa del Papa, pero «también cuando se separa de todo el cuerpo de la Iglesia». «Un Papa cismático, según la doctrina católica –escribe el teólog suizo– pierde su ministerio y, en cualquier caso, no puede pretender obediencia. El Papa Benedicto favorecería de esta forma el movimiento de la “desobediencia” (que está aumentando por doquier) con respecto a una jerarquía que no obedece el Evangelio. Él tendría la exclusiva responsabilidad de la grave discordia y de las desidias que acarraerearía de esta forma a la Iglesia».
«Más que reconciliarse con la Fraternidad San Pío X, ultraconservadora, antidemocrática y antisemita –concluye Küng –, el Papa debería ocuparse de la mayoría de los católicos, que está lista para las reformas, y de la reconciliación con las Iglesias reformadas: actuando de este modo uniría en lugar de dividir».
La acusasión, durísima, representa una novedad para Hans Küng, quien por primera vez ataca al Papa usando argumentos tradicionales y se propone par ainaugurar el “sedevacantismo” de izquierda, usando, al contrario, los mismos argumentos de los sedevacantistas anticonciliares de la orilla opuesta.
Vatican Insider
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