Este domingo, 17 de septiembre, será beatificada en Budapest la religiosas húngara Sára Salkaházi, asesinada por haber protegido a judíos durante la segunda guerra mundial.
La beatificación, la primera que tiene lugar en Hungría desde hace 900 años, se celebrará en el atrio de la basílica de San Esteban. El Papa Benedicto XVI será representado por el cardenal Péter Erdő, primado de Hungría, arzobispo de Esztergom-Budapest, y presidente de la Conferencia Episcopal Húngara.
Sára Salkaházi (su nombre de pila era Sarolta Klotild Schalkház) nace en el territorio de la actual Eslovaquia, en Kassa (hoy Kosice), el 11 de mayo de 1899. Según explica el periódico católico húngaro «Magyar Kurír», se diplomó como maestra y cuando su región se unió Checoslovaquia, según el tratado de paz de Trianon, decidió realizar la experiencia de trabajos manuales como una oportunidad para madurar personalmente, conociendo el punto de vista obrero de la sociedad.
Descendiente de una familia propietaria de hoteles, estudió el oficio de encuadernadora de libros, y más tarde trabajó en una tienda de sombreros de su hermana. Luego pasó a ser periodista y escritora para responder a los grandes desafíos sociales de la época.En 1929 entró en la Sociedad de las Hermanas Sociales, fundada en Hungría en 1923, profesando los primeros votos en 1930 y los solemnes en 1940.
El lema de su vida religiosa fue: «Alleluia! Ecce ego, mitte me! («¡Aleluya! ¡Aquí estoy, mándame!)». Se dedica en su labor apostólica a obras de cariad, a la catequesis, a dictar conferencias, y funda una asociación de jóvenes. Dirigió la revista «La mujer católica».
Desde 1941 fue directora del movimiento de las Mujeres y Jóvenes Obreras Católicas y creó escuelas para obreras. Al mismo tiempo daba clases en el Centro Social Femenino Católico. Su actividad se extendió por Hungría, Eslovaquia, Ucrania y Rumania.Luchó contra la ideología fascista con sus escritos. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Sociedad de las Hermanas Sociales acogió en sus casas a los perseguidos, salvando la vida de unas mil personas.
De ellas, unas cien deben la vida directamente a sor Sára. Consciente de que esta actividad ponía en peligro su vida, el 14 de septiembre de 1943 pidió a sus superiores el permiso para continuar, dando su disponibilidad a ofrecer el sacrificio de su vida.
Su presagio se cumplió el 27 de diciembre de 1944. Sor Sára escondía a los perseguidos, en buena parte judíos, en el Colegio de las Jóvenes Obreras, que ella dirigía, en la calle Bokréta, número 3, en Budapest. Denunciada, fue apresada junto con la catequista Vilma Bernovits y algunos perseguidos por policías fascistas. En esa misma noche fue fusilada en el Danubio helado, a los pies del Puente de la Libertad de Budapest.
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