Hoy, 08 de septiembre, la Iglesia se viste de blanco y azul para celebrar el NACIMIENTO DE LA VIRGEN MARÍA, que tuvo lugar en la ciudad de Jerusalén en el siglo primero antes de Cristo. Hija de Joaquín y Ana, que la dieron a luz a avanzada edad, fue la madre de Dios. La iglesia desde el siglo V, celebró esta fiesta con motivo de consagrarse una Basílica en el lugar donde habría sido su nacimiento. Unidos, pues, a los muchos que hoy celebran el cumpleaños de María y a cuantos le ofrecen hoy sus mejores dones, brindemos hoy nuestro cálido aplauso a María Santísima por su cumpleaños.
Meditación
Al recordar mi pasado, mi corazón vuela a mi infancia. Mis padres, Joaquín y Ana, cuántas veces me contaron, en las tardes tranquilas en Nazaret, cómo había sido mi nacimiento. Con mucha devoción me contaban que un ángel se les había aparecido, cuando ya mi madre Ana era anciana, y les había anunciado que tendrían una hija que se llamaría María y que llenaría de estupor y alegría al mundo. Al escuchar estas narraciones, mi corazón de niña se preguntaba que querrían decir estos anuncios de Dios. Cada año recordábamos, en el día de mi nacimiento, estos hechos milagrosos, y yo, conforme iba creciendo, descubría más claramente la voluntad de Dios sobre mi vida. Cuando conocí a Lucas, le conté todo lo que recordaba de éstos primeros momentos, como también los que viviría más adelante como madre de Jesús. Me gustaba el nombre que me dieron mis padres: Miriam, María, que significa "señora, princesa". Esto fui yo delante de mis padres y de Dios, pero lo que más me conmovía al recordar estos hechos de mi nacimiento, era que Dios me dio la vida, con toda la pureza, para que más tarde en mi seno naciera Jesús, el Salvador de Israel. Gracias a mis padres pude ir creciendo como hija de Dios, como mujer y más tarde como madre del Salvador Jesús. Dios desde mi nacimiento ha hecho maravillas en mí. Santo es su nombre
Radio Vaticano
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