Cuenta Pablo M. Díez en ABC que tras Filipinas, Vietnam es el segundo país de Asia con mayor número de católicos, pero aún no tiene relaciones diplomáticas con el Vaticano. Para acabar con esta incongruencia y con 39 años de falta de diálogo, la Santa Sede ya está negociando con el régimen comunista de Hanoi el reconocimiento de ambos Estados.
En la primera reunión oficial de estos contactos, el subsecretario de Relaciones Exteriores del Vaticano, monseñor Pietro Parolin, visitó Hanoi y se entrevistó con el responsable de la Comisión de Asuntos Religiosos de Vietnam, Nguyen The Doanh, y con el viceministro de Exteriores, Nguyen Quoc Cuong. «Es la primera vez que nos hemos encontrado con una agenda pública y formal y hemos sentado una buena base para que haya más progresos y el resultado final sea el establecimiento de relaciones diplomáticas», se congratuló Parolin después de una semana de reuniones y visitas a dos diócesis del norte del país.
Mientras tanto, el portavoz de Exteriores vietnamita, Le Dung, aseguró por su parte que se había dado un «paso importante». En realidad, los contactos entre ambos se remontan a principios de los 90, cuando el régimen comunista de Vietnam, siguiendo el ejemplo chino, puso en marcha una política de renovación económica hacia el capitalismo («doi moi») que conllevó una mayor apertura social. De esta manera, los entre 6 y 8 millones de vietnamitas que profesan la religión católica -de una población total de 86 millones de habitantes, la mayoría budistas- vieron relajados los estrictos controles y la represión que venían sufriendo desde 1975.
El 30 de abril de ese año concluía una larga contienda que había dividido al país entre el Norte comunista y el Sur capitalista.
El 30 de abril de ese año concluía una larga contienda que había dividido al país entre el Norte comunista y el Sur capitalista.
Pero el final de la guerra no significaba la paz para los vietnamitas ni, mucho menos, para los católicos que no habían podido huir con la retirada de las tropas americanas. Enseguida, cientos de miles de survietnamitas, la mayoría militares, funcionarios del Gobierno afín a la Casa Blanca, intelectuales, empresarios y también líderes religiosos fueron confinados en los «cai tao» o campos de reeducación mediante el trabajo. Es difícil saber cuántos murieron, pero las estimaciones van desde 100.000 hasta un millón de fallecidos en ejecuciones, por hambre, enfermedades o torturas.
Ahora sólo falta saber si las negociaciones entre Hanoi y la Santa Sede concluirán, finalmente, con el establecimiento de relaciones diplomáticas durante los próximos meses. En caso de ser así, Benedicto XVI podría realizar el próximo año una visita histórica a Vietnam que simbolizaría el fin de la persecución religiosa en este país asiático. Pero, cuándo podrá hacerlo, sólo Dios lo sabe.
No comments:
Post a Comment