El Papa encomienda a los purpurados Herranz, De Giorgi y Tomko la investigación sobre las fugas de documentos. Una investigación llena de dificultades
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
El pasado 17 de marzo el Sustituto de la Secretaria de Estado, el arzobispo Angelo Becciu concedió una entrevista al director de "L'Osservatore Romano", Gian Maria Vian, en la que aseguraba que la Santa Sede estaba promoviendo investigaciones a todos los niveles para descubrir quien había dejado salir de los archivos de la otra orilla del Tiber decenas de documentos reservados -los «vati-leaks»- que terminaron en la televisión y en los periódicos. El sustituto dijo que la Secretaria de Estado había dispuesto una detallada investigación que concernía a todos los organismos de la Santa Sede, ninguno excluido, guiada a nivel penal por el Promotor de Justicia del Tribunal Vaticano y a nivel administrativo por la Secretaría de Estado misma y que al mismo tiempo, el Papa Benedicto XVI había encargado a una comisión ad hoc que esclareciera todo el asunto.
Según los rumores filtrados de los palacios sacros, no parece que la investigación anunciada por monseñor Becciu haya avanzado mucho ni que hayan sido interrogados muchos testigos. A pesar del esfuerzo y del duro trabajo del general Domenico Giani, jefe de la Gendarmería Vaticana, que durante estos años ha potenciado los sofisticados medios con los que cuenta, la investigación parece ir tanteando en la oscuridad. Respecto a la comisión ad hoc mencionada por el Sustituto, solo hoy, pasado más de un mes, ha sido anunciada su constitución. "Tras la reciente divulgación en televisión, en los diarios y en otros medios de comunicación de documentos protegidos por secreto de oficio -se lee en una nota difundida hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede- el Santo Padre ha dispuesto la constitución de una comisión cardenalicia para que sea llevada a cabo una investigación a la altura del caso y queden totalmente claros dichos episodios».
¿Por qué compuesta por cardenales? «Porque en teoría –explican oficiosamente desde la otra orilla del Tiber – en la fuga de noticias podrían estar implicados también altos prelados, incluso cardenales. De ello la necesidad de tener una comisión compuesta por purpurados, es decir, del mismo grado que los posibles responsables». Se trata, obviamente, de una hipótesis teórica, y por ahora no hay birretas rojas en el punto de mira de los investigadores vaticanos. Pero en principio nada puede excluirse, también porque muchos han interpretado que la publicación de documentos ha sido favorecida por personas decididas a poner en entredicho a algunos colaboradores de Benedicto XVI, en particular al Secretario de Estado Tarcisio Bertone.
«Su Santidad- se sigue leyendo en la nota publicada hoy- ha llamado a formar parte de dicha comisión cardenalicia, que actuará en virtud del mandato pontificio a todos los niveles, a los eminentísimos señores cardenales Julián Herranz, que ha sido designado para presidirla, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi. La Comisión cardenalicia tomó posesión el pasado 24 de abril estableciendo el método y el calendario de trabajo».
Herraz, que tiene 82 años y medio, es un insigne y respetado canonista; Tomko, 88 años, tiene una larga experiencia en la curia y ha conocido los regímenes del otro lado del Telón de Acero; De Giorgi, 81 años y medio ha sido pastor en muchas diócesis. Los tres purpurados, todos de más de ochenta años, son ya eméritos desde hace tiempo. Hace años que no dirigen dicasterios curiales y por lo tanto pueden ser considerados por encima de toda sospecha, teniendo que investigar a «a todos los niveles», es decir no solo a nivel medio-bajo, para tratar de entender quien ha sido el autor o los autores de las fugas de noticias.
Los bloques de documentos que salieron del Vaticano fueron por lo menos dos. El primero fue entregado al periodista Gianluigi Nuzzi, presentador del programa de La7 «Gli intoccabili»: Nuzzi ha divulgado las cartas enviadas por el arzobispo carlo Maria Viganó al Papa y al cardenal Bertone, y está a punto de publicar un libro en el que aparecerán muchos otros documentos inéditos –cartas, memorias, apuntes internos reservados de la Secretaria de Estado, notas y correos electrónicos relacionados con las finanzas del vaticano. La publicación del libro está prevista para las próximas semanas, antes de finales de mayo. Otro bloque de documentos es el que fue entregado a «Il Fatto Quotidiano», el diario que dirige Antonio Padellaro: entre los documentos la nota anónima enviada al Papa por el cardenal Darío Castrillón Hoyos referida al presunto complot contra Benedicto XVI del cual habría hablado el cardenal Paolo Romeo durante un viaje a China, y también -además de las cartas de Viganò también en posesión de Nuzzi- apuntes y notas internas sobre el enfrentamiento-discusión entre la AIF, la Autoridad de Información Financiera antiblanqueo, y el grupo de trabajo de la Secretaría de Estado que ha redactado las nuevas normas sobre la transparencia. Y él ultimo documento, otro apunte reservado preparado por el portavoz del Vaticano Federico Lombardi para el secretario del Pontífice, don Georg Gänswein,que para terminar, ha hecho público el programa de Raitre «Chi l’ha visto?»
¿Qué podrán hacer los Sherlock Holmes con birreta de color púrpura? ¿Qué resultados podrá obtener esta comisión disciplinaria a la qué el Papa Ratzinger ha encomendado la investigación indagatoria y que actuará con amplia libertad de movimiento a todos los niveles sin excluir ninguna posibilidad? Por el momento es difícil hacer una hipótesis. Sin embargo, hay muchos que en Vaticano creen que el cometido dejado en manos de los tres ancianos es verdaderamente arduo. El «topo» o los «topos» podrían permanecer en el anonimato todavía mucho tiempo.
Vatican Insider
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