Texto y fotos: Darío Menor) Los Hermanos Menores, conocidos como franciscanos, están de celebración. Este año se cumplen ocho siglos desde que san Francisco de Asís fundara esta Orden. Su Ministro General, el gallego José Rodríguez Carballo, afronta con ilusión este aniversario, así como el Capítulo General de mayo, y pide retornar al Evangelio “para que nuestra vida recobre la belleza y la poesía de los orígenes”.
¿Cuáles son los desafíos de los franciscanos hoy?
Los franciscanos, como los demás consagrados, tenemos como reto fundamental ser más contemplativos para ser más proféticos y comprometidos con la humanidad. Para ello hemos de trabajar por arraigar nuestra vida en el encuentro admirativo y entusiasta con Jesucristo, que nos llama a seguirlo con la radicalidad con que lo siguió Francisco. No podemos domesticar la radicalidad que nos propone el Evangelio para adaptarla a un estilo de vida cómodo. Hemos de volver al Evangelio para que nuestra vida recobre la belleza y la poesía de los orígenes donde las haya perdido o donde no brillen como deberían brillar.
¿Cuáles son los nuevos caminos de evangelización en Europa?
Hablando en concreto de los franciscanos, pienso que, además de la fidelidad a las exigencias fundamentales de nuestra vocación franciscana, debemos hacer que nuestra vida sea realmente significativa. Tenemos que permanecer cercanos a la gente, particularmente a la gente sencilla (…) Creo que necesitamos salir de nuestras sacristías para ir al encuentro de la gente, o, como diría san Francisco, ir inter gentes. La evangelización en Europa pasa también por el trabajo por la justicia, la paz y la integridad de la creación, así como el diálogo interreligioso.
¿Cuál es su diagnóstico de la situación actual del cristianismo en Europa?
La situación ni es tan mala que nos lleve a pensar que hay que empezar de cero, ni es tan buena que podamos cruzarnos de brazos. Es necesario tener en cuenta que el cristianismo en Europa tiene raíces profundas, lo cual da mucha estabilidad. Por otra parte, el secularismo y el laicismo están haciendo que a veces elementos esenciales del mensaje cristiano parezcan venirse abajo.
¿Cómo está afectando la disminución de las vocaciones a los franciscanos?
Ante todo, hemos de reconocer, con gratitud al Señor, que la disminución no es generalizada (…) Pero, sin dejar de tener en cuenta ese dato, yo siempre digo que no es el número lo que salvará el franciscanismo, sino la calidad evangélica de vida que llevemos los franciscanos. Aun en zonas donde las vocaciones disminuyen, no disminuye el compromiso por una renovación profunda de nuestra vida y misión, de acuerdo con las exigencias de nuestro carisma y de los signos de los tiempos y lugares.
Vida Nueva
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