Uno de los cánticos más hermosos en Taizé incluye el tema del salmo 62: "Sólo en Dios está el descanso, alma mía, de él viene mi salvación". Una y otra vez, cantamos y rezamos ese canto, dejando que la paz resida en nuestro interior.
Por otro lado, Margaret Rizza nos ha regalado con preciosas composiciones musicales sobre este mismo tema, como "Tú eres el centro, Tú eres mi vida", y "Oh Señor, mi corazón no es ambicioso...
Juro que allano y aquieto mi alma en silencio y paz; como un niño en brazos de su madre, como un niño sostengo mi deseo". (Salmo 131). Aquí encontramos un gran secreto, un maravilloso regalo que nos espera. Pero podemos dudar: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.---¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré". (Isaías 49:14-15). Y están las palabras de Jesús diciéndonos que no nos preocupemos, sino que confiemos en la Providencia de Dios (Mateo 6:24-34).
Sin embargo, tantas veces que nos hemos sentido abrumadas(os) por la ansiedad y abandonadas(os). Señor, que Tu Paz inunde mi alma. Permíteme experimentar esa paz, ya que eres el centro y estás en las profundidades de mi ser. Señor, que yo sienta que no estoy nunca sola(o), pues Tú me abrazas y me envuelves, y nunca me dejarás.
Espacio Sagrado
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