Hasta hace unas semanas Mubarak era el presidente sensato y no extremista de Egipto, desde entonces se trata del corrupto dictador egipcio.
Las palabras no son neutras. Y su ausencia tampoco. Expresiones como “Gracias a Dios”, “Dios mediante”, “Dios quiera” y otras tantas que nos pueden venir a la memoria son trasnochadas, retrógradas, conservadoras, poco atractivas y que pueden generar rechazo o, al menos, malestar en el no creyente. De hecho, es extraño escuchárselas hasta a los propios creyentes. Son expresiones cada vez más ausentes de nuestro contexto porque representan tiempos pasados. Todo lo anterior es más que probable, pero me pregunto cómo hablar de un Dios cotidiano que nos acompaña en nuestro quehacer diario sin sonar a ralladura pseudofilosófica y metatrascendental.
Klana
pastoralsj
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