Marcos 10:1-9
Jesús dejó aquel lugar y se fue a los límites de Judea, al otro lado del Jordán. Otra vez las muchedumbres se congregaron a su alrededor, y de nuevo se puso a enseñarles, como hacía siempre. En eso llegaron unos (fariseos que querían ponerle a prueba,) y le preguntaron: "¿Puede un marido despedir a su esposa?". Les respondió: "¿Qué les ha ordenado Moisés?" Contestaron: "Moisés ha permitido firmar un acta de separación y después divorciarse". Jesús les dijo: "Moisés, al escribir esta ley, tomó en cuenta lo tercos que eran ustedes. Pero, al principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer; y por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, que el hombre no lo separe".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Las polémicas preguntas que circulaban en el tiempo de Jesús, siguen siendo preguntas difíciles. Mi oración podría ser el momento de rezar con gratitud por aquellos que son testigos del amor y de la profunda compasión por todos y todas cuyas relaciones y compromisos les han acarreado sufrimientos
Jesús nos llama a recordar la visión original de Dios para su Creación. Escucho a Dios llamándome a la vida y contemplándome con amor.
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