Recuerdo que hace unos años me topé en un museo con una gran montaña de caramelos de menta en una esquina, una explicación que decía “obra de arte dinámica” y una azafata que vigilaba que nadie cogiera más de dos caramelos.
¿Es eso arte? Puede. ¿Dónde está el límite? Quizá no lo hay. Aunque intuyo que el magis y la innovación son difíciles compañeros, que sólo con sentido común y discernimiento pueden convivir.
Y volviendo a la realidad… todavía hay demasiados países donde la montaña podría hacerse de balas, más vulgares y familiares que los caramelos. ¿Es eso arte? ¿Dónde está el límite?
Quark
pastoralsj
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