Cuando Jesús de Nazaret decía a sus discípulos que estaría con ellos –con nosotros—hasta el final de los tiempos, sin duda se refería a esa presencia viva e inmutable en la Eucaristía.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo es la gran donación que hemos recibido y que en ella permanece, asequible y cercano, nuestro amado Maestro.
Es un día muy apropiado para meditar sobre el amor y para meditar, también, sobre nuestra necesaria caridad (amor) dirigida a los hermanos y hermanas.
Se celebra el Día de Caridad que no es otra cosa que un acto de amor dedicado a los hermanos que menos tienen.
De Betania
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