1.- Es Jesucristo mismo, "pan vivo bajado del cielo".
2.- Es el sacramento de la unidad, el vínculo de la caridad y la prenda de la inmortalidad.
3.- Es el corazón, la fuente y la cumbre de la vida de la Iglesia.
4.- Es memorial de la Pascua del Señor, rememoración y actualización de su sacrificio redentor. "Haced esto en memoria mía".
5.- Es el banquete y la fiesta del Señor, que nos invita, en la comunión de la Iglesia, a su Mesa, a nutrirnos de su Cuerpo y su Sangre.
6.- La Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía.
7.- Es el sacramento del amor y de la caridad, signo y expresión del Cuerpo del Señor entregado y de su Sangre redamada para nuestra salvación y la de todos los hombres.
8.- Es la Mesa de la palabra, de la acción de gracias, de la alabanza y de la plegaria y del único alimento que nos salva.
9.- Es el sacramento de la presencia continuada y permanente del Señor en medio de nosotros. En la Eucaristía está real, verdadera y gloriosamente presente el Señor Resucitado.
10.- Es el sacramento cuyos signos esenciales son el pan de trigo y el vino de vid, que significan el trabajo del hombre y que, a su vez, dos realidades esenciales en la nutrición y vida humanas, que, tras las palabras sacramentales del ministro de la Eucaristía, se convierten substancial, admirable, real y misteriosamente en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. Es el misterio inefable y amoroso de la Transubstanciación.
Escrito por Jesús de las Heras Muela - Director de ECCLESIA
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