La Eucaristía se inició con la lectura del mensaje enviado por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz a Monseñor Cristián Contreras. “Acabo de leer la noticia del triste fallecimiento del querido Padre Juan de Castro, a quien nuestra diócesis le debe tanto, ya que puso a su servicio, sin condiciones, su gran corazón, su aguda inteligencia, su percepción psicológica de las personas y su visión de nuestro tiempo, en una palabra, todo lo suyo, con enorme generosidad y fe”, señala el mensaje del Arzobispo de Santiago.
Y agrega: “Nunca antepuso su persona a lo que los Obispos le pidieron. Recuerdo su abnegación ejemplar, al servicio de la Vicaría de la Solidaridad. Compartía con don Raúl no sólo un sentido profundo de justicia, sino también una capacidad extraordinaria de conmoverse por el dolor que los que más sufrían, y de tenderles su mano para ayudarlos”.
“Son muchas las obras de misericordia que marcaron su vida. Fue misericordioso, fue constructor de la paz, tenía hambre y sed de justicia, asimismo pureza de corazón, y en su espíritu era un pobre de Jahveh, que sabía confiar en su misericordia, recibirlo todo de su amor o de sus manos, y agradecerlo todo. El Señor, su Señor y nuestro Señor, seguramente lo ha llevado a su gloria, a la contemplación de todo lo que es suyo, especialmente de las tres personas divinas, después de haber acercado a tanta gente la verdad que encontraba en la creación y en la revelación”, añade el saludo del Cardenal Errázuriz
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