Tu espíritu en mí, Señor…
A veces no sé verlo.
Pero en otras ocasiones siento de verdad que está ahí.
Y me vuelca las entrañas ante el dolor, y me enternece con las cosas sencillas.
Tu espíritu que me ayuda a reírme de mí mismo cuando me pongo imposible.
Es presencia y cercanía.
Si le dejo guiarme no me siento solo.
A veces le silencio, pero sigue ahí, paciente, siempre, esperando.
Está dentro de mí, sin anularme.
Es compañía y refugio, fortaleza y misterio, emoción y tormenta.
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