Santo Tomás no desprecia nunca ni la voluntad ni los sentimientos. Pero sí es un gran convencido de la primacía e importancia de la razón humana. Volver a la racionabilidad para fundamentar todo lo que hablamos de amor y de sentimientos. Porque sin razón, sin sentido común, no hay posibilidad de amor y de sentimiento humano.
No perder la razón. Hoy hay bastantes cosas que no son razonables.
La razón nos lleva a la verdad. Con la razón captamos la realidad, juzgamos los acontecimientos de ayer y de hoy. Con la razón preparamos el futuro. Lo razonable es el centro y fundamento de lo humano, es el origen de todo ordenamiento.
Estamos pisoteando la razón y el sentido común. Nosotros, como dominicos, tenemos un legado y un sedimento muy sólido y serio para profundizar y divulgar esta gran verdad: "La racionabilidad es el modo de vivir típico del hombre".
La fe es gracia, pero surge en nosotros precisamente de la razón: no es un sentimiento. Es asentir: "obsequio razonable". La realidad dada, cuando es contemplada con la razón lleva necesariamente a la fe. El niño pregunta con ingenuidad, en la noche, mientras mira a la luna, "Papá, quién la puso ahí"? No creo que el papá `pueda decir: "Se ha puesto sola".
Desde la razón, hermanos, hermanas, tenemos que predicar sin miedo lo razonable, lo justo que precisa hoy nuestro mundo. Y este acontecimiento es para vivir. Y desde ahí nacerán entrañas de misericordia.
Guillermo Santomé, OP
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