Habla el prior de la abadía de San Pabo Extramuros
ROMA, domingo, 24 junio 2007 (ZENIT.org).- El próximo 28 de junio Benedicto XVI proclamará el Año de San Pablo durante una celebración ecuménica que tendrá lugar en la Basílica papal de San Pablo Extramuros.
Zenit ha hablado con el prior de la abadía benedictina que se encuentra en esta basílica, el padre benedictino Johannes Paul Abrahamowicz, para comprender la figura del apóstol, cuya tumba se encuentra custodiada en la basílica por los monjes de la comunidad.
¿Han olvidado los cristianos a Pablo? El padre Abrahamowicz reconoce que «quizá ha sido algo olvidado como persona, aunque escuchamos sus palabras en casi todas las misas en alguna de las lecturas».
«Nosotros, los católicos, asociamos fácilmente el Papa a san Pedro. Mientras que ninguna confesión cristiana reivindica el derecho de sucesión a partir del santo apóstol de las gentes», recuerda.
«San Pablo es de todos, basta ver cómo los cristianos de toda las confesiones veneran su tumba», indica. «Salvaguardar este acceso a la tumba constituye desde hace 1300 años la tarea de los monjes de esta abadía benedictina por explícita petición del Papa», revela.
Por lo que se refiere al compromiso ecuménico de Benedicto XVI, el padre prior afirma que está dando «un nuevo empuje, pero no en un sentido repetitivo, como diciendo, “vamos, despertemos”, sino un empuje con un nuevo estilo, en el sentido de que parece recordar particularmente la obra de san Pablo».
El prior pone en relación la actividad apostólica de san Pablo con la de Benedicto XVI: «Con gran éxito, aquel atleta de Dios recorrió más de cinco mil kilómetros para evangelizar Asia menor, pero el Papa de hoy no se ha olvidado que aquellas nuevas iglesias de entonces se encuentran en el territorio actual de Turquía.
¿Dónde están hoy? ¿Quién las hubiera podido ver en televisión si Benedicto XVI no las hubiera visitado personalmente?», se pregunta.
«La sal, el cristianismo, y también el ecumenismo tienen la característica de moverse en minoría. Aparentemente el Santo Padre no hace más que echar al mundo un puñado de sal, pero detrás de este pequeño gesto se da una gran confianza en el Omnipotente».
Esta es la novedad de su empuje ecuménico, añade el padre Abrahamowicz, que invita a los fieles a seguir los festejos de la fiesta de san Pedro y san Pablo en Roma, el 29 de junio.
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