Sunday, June 17, 2007

San Francisco de Asís, testigo de una humanidad que necesita a Dios


"El mundo necesita a Dios. Nosotros necesitamos a Dios" clamaba el Papa Benedicto XVI en Múnich el pasado 10 de septiembre, en una de sus primeras visitas de su reciente viaje apostólico a Baviera.
Pero, "¿a qué Dios necesitamos?" se preguntaba el Santo Padre. Al Dios de Jesucristo, al Dios encarnado, con rostro y corazón de hombre, al Dios crucificado y resucitado, al Dios que responde al mal y al odio con el bien y con el amor. Al Dios de la no violencia, al Dios de la razón y de la vida.
Los santos han sido a lo largo de la historia testigos de este Dios y testigos de una humanidad que necesita de Dios. Uno de ellos -uno de los más grandes- es San Francisco de Asís.

Testigo de la paz

El 4 de octubre es la festividad del cristiano que más se ha parecido a Jesucristo. Hoy es la fiesta del hermano universal, del mínimo y dulce, del personaje principal del segundo milenio de nuestra era. El 4 de octubre celebramos a San Francisco de Asís. La figura proverbial de San Francisco de Asís rezuma, en efecto, fascinación, admiración, interpelación y actualidad. Su vida transcurrió en Italia, en la verde y umbrosas región de la Umbría, entre los años 1182 y 1226.
Poco santos como Francisco de Asís han sido y siguen siendo tan actuales, tan vivos y presentes en medio de las distintas sociedades y culturas de todos los tiempos. Sólo pronunciar su nombre, sólo evocar su figura ha concitado y sigue concitando el entusiasmo y el interés de propios y de extraños. Francisco de Asís es el hombre y el santo que no muere. Francisco de Asís es fragancia siempre fresca y embargadora. Francisco de Asís es referencia siempre novedosa e interpeladora de autenticidad. Francisco de Asís es siempre testigo tan elocuente de que Dios es y basta. Francisco de Asís es mosaico poliédrico y luminosísimo de virtudes y ejemplos de lo que debe ser la vida del cristiano.
Por ello, en la fiesta del hermano Francisco del año 2006, mientras los espectros de la violencia y de la guerra siguen planeando por nuestro mundo, quiero rezar hoy con Francisco su oración de la paz:

"Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que donde hay odio, ponga yo amor; que donde hay ofensa, ponga yo perdón; que donde hay discordia, ponga yo unión; que donde haya error, ponga verdad; que donde hay duda, ponga fe; que donde hay desesperanza, ponga esperanza; que donde hay tinieblas, ponga vuestra luz; que donde hay tristeza, ponga yo alegría. ¡Oh Maestro bueno!, que no empeñe tanto en ser consolado como en consolar; en ser comprendido como en comprender; en ser amado como en amor. Porque dando se recibe; olvidando se encuentra; perdonando, se es perdonado; y muriendo se resucita a la vida eterna. Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz".
Fuente: Ecclesia Digital

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