Se trata de una pareja de recién casados que destina su luna de miel a rezar por la paz en Oriente Medio
Madrid- «Andando se hace el camino», esta frase de San Juan de la Cruz es la que han decidido poner en práctica Edouard y Mathilde Cortés, una pareja de recién casados cuyo viaje de luna de miel está siendo un poco diferente del resto. Contrajeron matrimonio el 9 de junio y el 17 partieron de París rumbo a Jerusalén, caminando y en un espíritu de desprendimiento total, ya que dependen de la caridad de la gente que se vayan encontrando por el camino para alojarse y alimentarse.
«Simbólicamente, queremos ofrecer nuestros millones de pasos para la paz en Oriente Medio y la unidad de los cristianos», afirma esta pareja francesa que recorrerá a pie seis mil kilómetros, pasando por un total de 13 países, en una peregrinación que durará entre 6 y 8 meses, ya que tienen prevista la llegada entre el mes de diciembre y febrero del 2008.
«Una pizca de locura» Edouard Cortés es periodista reportero gráfico, autor de varios libros y miembro de la Guía Europea del Raid. Ha organizado y participado ya en varias expediciones, como la travesía del Cáucaso a pie, el descubrimiento del patrimonio en Afganistán, o una investigación sobre el Arca de Noé en la región del monte de Ararat.
Sin embargo, esta aventura será diferente, ya que se trata de «una experiencia de abandono total y confianza en Dios», responden en una entrevista concedida a Zenit. «Hay una pizca de locura en nuestra elección, es verdad. Pero para nosotros, la verdadera locura sería encerrarnos en nuestros temores». «Necesitamos ver que el Señor se ocupará cada día de alimentarnos y alojarnos. Tomaremos lo que nos de», afirman.
A pesar de su valentía y confianza en Dios, Edouard y Mathilde también tienen temores: «¿Cómo reaccionaremos ante los obstáculos, ante el rechazo, ante el fracaso, ante el sufrimiento de las ampollas y la tendinitis?», se preguntan.«Sólo el camino nos dará las respuestas», contestan.
Además, en el viaje esperan hacer crecer su amor como pareja y poder abrirse a los demás, a través de los encuentros que les ofrecerá la mendicidad: «Para nosotros, tender la mano, será aceptar la de los otros, cualquiera que sea. No tenemos nada que dar, a parte de nuestra fatiga y nuestra alegría», declaran. Destino: la Jerusalén celeste A través de este duro viaje esperan trasmitir que «sólo Cristo nos hace caminar y sólo Él puede dar la paz a esta región atormentada hacia la que nos dirigimos».
«Nuestro objetivo es Jerusalén, la terrestre ciertamente pero sobre todo la celeste», concluyen. Por último, están dispuestos a llevar intenciones de oración a lo largo de su peregrinación, –«millones de pasos, hacen millones de intenciones»–, afirman, por lo que se pueden dejar en su dirección de correo electrónico: me.cortes@enchemin.org.
Fuente: La Razón
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