"La Iglesia debe tener el coraje de reformarse." "A la Iglesia se le debe ocurrir alguna idea." A los 81 años, el cardenal Carlo María Martini, jesuita y una de las voces más prestigiosas de la Iglesia, famoso por sus posiciones abiertas en varios temas, como el control de la natalidad, ha vuelto a sacudir las aguas, según cuenta Elisabetta Piqué en La Nación.
En Conversaciones nocturnas en Jerusalén , un libro recientemente publicado en Alemania, editado por Herder y considerado su "testamento espiritual", este reconocido intelectual y biblista hace un fuerte llamado a la Iglesia a reformarse y a no alejarse de las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
En un diálogo con otro jesuita, el padre Georg Sporschill, Martini confiesa haber estado en conflicto con Dios; elogia al padre del protestantismo, Martín Lutero; defiende el debate sobre el celibato y la ordenación de mujeres, y reclama una apertura del Vaticano en materia de moral sexual.
Según extractos que aparecieron en el diario La Repubblica , Martini demuestra en el libro una abierta sinceridad. En una afirmación más que impactante, reconoce, por ejemplo, que hubo en tiempo en que "soñé una Iglesia en la pobreza y en la humildad, que no depende de las potencias de este mundo. Una Iglesia que concede espacio a la gente que piensa más allá. Una Iglesia que da coraje, especialmente a quien se siente pequeño o pecador. Una Iglesia joven. Hoy ya no tengo estos sueños. Después de 75 años he decidido rezar por la Iglesia".
Durante 22 años arzobispo de Milán, la mayor diócesis del mundo, y "papable" del ala progresista, el cardenal exhorta a la Iglesia a tener el valor de reformarse, algo esencial para poder ir hacia el futuro. Indica que el celibato debe ser una verdadera vocación, y que quizá no todos tienen el carisma para esto.
Fuerte expectativa
El libro aún no ha salido en Italia, donde será publicado por Mondadori en septiembre próximo. Si bien probablemente el papa alemán ya debe de haber leído el libro, la mayoría en el Vaticano aún no lo ha visto, y lo espera con gran expectativa.
Martini -que en los últimos años vivió en Jerusalén, pero que ahora ha regresado a Gallarate, cerca de Milán, para seguir un tratamiento para combatir el mal de Parkinson- no le teme a la idea de volver a discutir cuestiones de moral sexual.
Critica la encíclica Humanae Vitae (1968) sobre el control de la natalidad, que para él tuvo "consecuencias negativas", y a su autor, Pablo VI, que "sustrajo conscientemente el tema a los padres conciliares". Sentencia que "quiso asumir la responsabilidad de decidir sobre los anticonceptivos, y esta soledad decisional a largo plazo no fue una premisa positiva para tratar los temas de sexualidad y familia".
La encíclica Humanae Vitae
A 40 años de la encíclica, Martini, que hace unos años se pronunció en favor del uso del preservativo como mal menor, sostiene que habría que darle "una nueva mirada" a la materia.
Quien dirige la Iglesia, destaca el cardenal Martini, hoy puede "indicar una vía mejor que la Humanae Vitae ". En cuanto a la homosexualidad, afirma: "Entre mis conocidos hay parejas homosexuales, hombres muy estimados y sociales. Nunca nadie me pidió, ni jamás se me habría ocurrido, condenarlos".
Frente a la creciente escasez de sacerdotes considera que confiarle a un párroco más parroquias, o importar curas del exterior no son soluciones. "A la Iglesia se le debe ocurrir alguna idea", pide Martini, para quien debe debatirse la posibilidad de ordenar hombres casados de reconocida fe.
Otra afirmación provocativa de Martini, que hace tres años tuvo una porción significativa de votos en el cónclave que consagró papa a Benedicto XVI, es que "uno no puede hacerlo a Dios católico", frase en sintonía con una famosa de la Madre Teresa de Calcuta, que decía directamente: "Dios no es católico". El famoso intelecutal indica que siempre los hombres necesitan de reglas y límites, pero que Dios está más allá de las fronteras que suelen levantarse.
El Periodista Digital