La Conferencia Episcopal Húngara, a cargo del cardenal Péter Erdö, recientemente estuvo en visita ad limina en el Vaticano. Laszlo Kiss-Rigo, obispo de Szeged-Csanad, comenzó su servicio en la diócesis, localizada en el sudeste húngaro, hace dos años y explica los desafíos de la Iglesia del país de la Europa Central.
“El mayor desafío para la Iglesia en Hungría es preparar a las futuras generaciones un lugar estable en la sociedad y permitirles dar testimonio de su fe. Por esta razón creo que la cuestión de las escuelas católicas es muy importante en Hungría”.
Por este motivo, ha fundado cinco nuevas escuelas católicas en su diócesis y comenta la situación de la Iglesia católica en Hungría.
“La Iglesia católica está en un momento de dificultad. Es como estar atado por mucho tiempo a una silla en un cuarto oscuro con cuerdas muy apretadas. Es así como la Iglesia se ha sentido a lo largo de los años comunistas. Después de los cambios se esperaba que la Iglesia inmediatamente se moviera rápidamente”.
El obispo de Szeged-Csanad evidenció que la visita ad limina tiene elementos espirituales, estadísticos y oficiales.
“Una de las experiencias más edificantes de cada obispo es un encuentro personal con el Papa.
El verdadero significado es reunir las fuerzas, espirituales e intelectuales y también psíquicas para llevar a cabo la misión”.
Por lo que respecta las relaciones Iglesia-Estado en Hungría, el obispo expresó su gratitud a la Santa Sede por el Acuerdo firmando en 1997 entre la Santa Sede y la República de Hungría. Este acuerdo garantiza el movimiento, la libertad y las actividades de la Iglesia en Hungría en el presente.
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