"El Señor es mi luz y mi salvación,
¿de quién podré tener miedo?
El Señor defiende mi vida
¿a quién habré de temer?
Los malvados, mis enemigos,
se juntan para atacarme y destruirme.
Pero ellos son los que tropiezan y caen"
(Salmo 27, 1-2)
Señor, tú eres la luz de mis pasos
y la salvación de mis tristezas.
Te entrego mi vida en este día,
te ofrezco mi trabajo
y te pido qued pueda vivir
en fraternidad con quienes me rodean.
Amén
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