«Europa necesita al cristianismo como el cristianismo tiene necesidad de seguir creciendo en Europa». Esta es una de las conclusiones a la que llegó ayer el obispo auxiliar Raúl Berzosa en su conferencia sobre 'El futuro del cristianismo en Europa a la luz del papa Juan Pablo II', que pronunció en un acto celebrado en el Ateneo Jovellanos, según cuenta El Comercio.
En su disertación, Berzosa planteó al público una serie de interrogantes. Preguntas muy en boga en el pensamiento filosófico y religioso actual que han generado sustanciosos debate en foros de análisis como «¿por qué se afirma que hablar de Europa es hablar de un tema controvertido y poliédrico?», «¿por qué Juan Pablo II se atrevió a hablar de fecundo maridaje entre el cristianismo y Europa?» o «¿qué significa una Europa de los valores?».
La intención de Berzosa con esta charla era la de hacer una llamada a la reflexión y al mismo tiempo ofrecer respuestas, basadas principalmente en la herencia dogmática del Papa polaco y también inspiradas en el pensamiento de Benedicto XVI. Pero además ofreció una amplia visión de la cuestión con referencias a la Historia y apoyo en autores como el cardenal Rouco Varela, Edith Stein, José Ramón Garritagoitia, el ex canciller Gerhard Schröder, A. del Noce y R. de Mattei, entre otros, que contrastó con las de Marx, Nieztsche y otros pensadores.
Admitiendo como base de su exposición la crisis de los valores a la que asiste el continente europeo y partiendo de esa premisa, el obispo, que fue presentado por el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, señaló que «hoy, el cristianismo, aunque no se le quiera reconocer de forma explícita en el boceto de Constitución Europea, desea seguir contribuyendo a lo que expresan los artículos 1-2, cuando se afirma: 'La Unión se fundamenta en los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación'.
Insistió por ello en la idea de que «el cristianismo tiene mucho que decir y aportar en este sentido. Con una advertencia muy clara, en el futuro, tan perjudicial como un confesionalismo religioso cerrado para Europa, sería un confesionalismo laicista».
Una bandera simbólica
La base de su conferencia se sostuvo sobre todo en la tradición cristiana de un continente sobre el que han reflexionado desde Santo Tomás de Aquino a María Zambrano, por poner sólo dos ejemplos de las autoridades mencionadas en su disertación. Y de hecho, dijo, no debemos olvidar que «la referencia al cristianismo de Europa está incluso en el símbolo por excelencia, la bandera, porque las doce estrellas provienen del culto a la Virgen María y están desligadas del número de estados adherentes».
La conclusión a la que Berzosa quería llegar estaba encerrada en la última de las cuestiones planteadas y que mira de forma directa al futuro de los europeos: «¿Qué puede aportar, entonces, el cristianismo a Europa? ». La respuesta, señaló Berzosa, la encontramos en las palabras finales que el Papa Benedicto XVI pronunciadas el pasado día 17 de enero del presente año y de las que el prelado se hizo eco: «El cristianismo debe mantener la sensibilidad por la verdad; invitar siempre a buscar lo verdadero, el bien, a Dios mismo y urgir a elegir las luces más útiles y a Cristo como la luz que ilumina la historia y ayuda a encontrar el camino hacia el futuro». Todo un reto y una esperanza», concluyó.
Religión Digital
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