Monday, June 30, 2008

Dias Negros



Por Olga Reguera (Entreculturas-Volpa)


En estos días se habla de Haití, como se habla de otros muchos lugares en los que la mayor parte de sus habitantes sufren el mordisco del hambre, el desempleo, la falta de educación, las plagas que se extienden por la insalubridad de los barrios atestados de basura, la falta de asistencia sanitaria, la respuesta de la naturaleza que llega con los grandes desastres a causa de nuestra mala mano -la del ser humano- sobre ella: erosión, desertización, bosques arrasados, lluvias, desprendimientos, falta de canalizaciones.


Como otros países, Haití es un pueblo en eterna alerta, en crisis permanente, en constante emergencia. Pero no solo les ocurre esto. Además sufren la peor de las enfermedades: el desinterés, la despreocupación de sus gobiernos, de los políticos votados y elegidos por sus ciudadanos desposeídos y la falta de políticas internacionales efectivas.



Soy testigo a diario de la mala práctica, del abuso, de la corrupción, de la mala gestión... ¿por qué? ¿A QUIÉN LE INTERESA QUE ESTO NO CAMBIE? HAITÍ NO TIENE ORO, NO TIENE PETRÓLEO, NO PRODUCE NADA...


Y la mayoría de los haitianos mientras gritan de hambre y con razón... mientras que otros -la mínima minoría- llenan sus arcas para llevarlas fuera del país, dejando e incentivando que su tierra sea un coladero de ilegalidades.


PERO HAITÍ ES UN PAÍS RICO. Rico en alegría, en arte: la música, la pintura, esculturas y tapices cubren sus calles junto a la basura. Es rico en la lucha constante y sin tregua contra la muerte que camina tan cerca de la vida, de tanta vida. Rico en coraje, en el valor de unos pocos que no se achican ante secuestros, ante asesinatos por intereses políticos que todo el mundo conoce pero que jamás se descubrirán.


También soy testigo a diario de esto y me llena de esperanza, ...de esperanza en el trabajo bien hecho que devuelva la confianza en las personas que manejan los hilos de este país. Esperanza de que las reuniones de las agencias internacionales en Roma o en donde sea aseguren en algún momento el reparto equitativo de la riqueza mundial. Esperanza para que quede sólo el interés por la justicia que comience llenando las tripas de los que no comen a diario.La Esperanza…


Cuando veo brotar desde el sufrimiento la sonrisa en un rostro haitiano no la pierdo: la gano. Cuando oigo los cantos de sus plegarias, la gano más. Cuando me miran con ojos grandes, oscuros, que solo piden amor, entonces, Ella, la esperanza, crece rápido como los maizales en estos días.



Jesuitas de Castilla

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