Cuando Thomas Monaghan tiene un proyecto en mente, nada lo detiene. El dueño multimillonario de Domino’s Pizza, no está bromeando, es un hombre de palabra y determinación. Tom, ferviente y activo católico, emprende la construcción de la ciudad católica Ave María en la que trabaja desde hace cinco años.
Serán en total 400 millones de dólares los invertidos en la primera ciudad católica del mundo. Situada al suroeste de Florida (EE.UU.), ofrecerá los servicios de seguridad, atención médica y legal, gracias al apoyo de los condados vecinos (Collier Country, Immokalee, Naples Community) quienes miran con esperanza a Ave María Town.
Todos los conceptos buscarán transmitir el genuino espíritu católico: las escuelas, los campos de golf, un centro recreativo, el parque de agua, el centro comercial con sus cinemas, restaurantes, librerías y cafés. Todo hablará de Cristo y su evangelio.
Cuando el tranvía comienza a recorrer las calles de Ave María encuentra a su paso los nombres “Avila”, “Assisi”, “St Paul”… con el fin de homenajear a los santos. Después, se llega a la Ave María University que brindará una sólida formación ética y religiosa, donde será obligatorio el latín, el gregoriano y los chicos y chicas tendrán dormitorios separados.
En la nueva ciudad, se estará siempre abierto a la vida y se testimoniará el verdadero amor. Por ello se rechaza el aborto, el control antinatural de la natalidad y la pornografía. Llegados este punto, tenemos que respirar un poco y preguntarnos: Pero… ¿esto es real? Claro, tan real como los ladrillos de la catedral, provista para acoger a 1100 fieles en su primera misa (Nochebuena del 2007). Tan palpable como las 200 familias que ya han adquirido su casa. Tan firme como el apoyo de Jeb Bush y las palabras de aliento del Santo Padre.
Por supuesto, no se han hecho esperar las críticas y objeciones: ecologistas, liberales, grupos políticos e incluso creyentes amenazan a Monaghan y su grupo con ir a juicio ante la corte federal. «El bien levanta polvo. Algunos no resisten y abandonan la obra; otros perseveran, sacudiéndose las sandalias». Ave María será posible dado que le sostiene el mejor de los motivos: «Mi meta es que el mayor número posible de personas llegue al cielo», dice Thomas Monaghan.Michael Galligan-Stierle, vicepresidente de la Asociación de Colegios y Universidades Católicas decía: «Sería grandioso, tremendo, el tener tan sólo cinco ciudades como ésta; sólo cinco».
Ave María tiene capacidad para 25, 000 residentes de todos los credos y culturas, porque no se trata de un aislamiento católico ni de un bunker elitista. Ave María es una apuesta por los valores, por un renacimiento moral y religioso ¡Aún hay mucho por luchar y no todo está perdido! En estos tiempos como en los de San Agustín, «si dices basta, haz perecido».
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