Así se desprende de la notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que valora “la apreciable preocupación de Jon Sobrino por la suerte de los pobres”. Los jesuitas de la Provincia de Loyola muestran su satisfacción por el hecho de que la Congregación no hable de condenas ni de medidas disciplinares contra Jon Sobrino. La nota del Vaticano señala “deficiencias” en la metodología y algunas “imprecisiones y errores” en cuestiones teológicas, pero no habla de sanciones o de prohibición académica o docente.
Esa “preocupación” por los pobres no es, en el caso del P. Sobrino, una aproximación puramente teórica. Es el resultado de una profunda experiencia personal que él expresó así en 1988: “Yo llegué a El Salvador en 1957, a los 18 años. Aquí descubrí el pecado que es simplemente aquello que produce muerte: el hambre, las estructuras injustas que producen una muerte lenta…eso es el pecado! Y el asesinato que mata con violencia.
En este país ha habido más de 60.000 asesinatos en estos últimos años. Pecado es también lo que dio muerte al Hijo de Dios, y pecado es lo que sigue dando muerte a los hijos de Dios”.Sabemos con certeza que el padre Jon Sobrino está tranquilo y dispuesto, como siempre lo ha hecho, a seguir sirviendo a la misión de la Iglesia. Según ha dicho, está disponible para continuar profundizando en el diálogo con la Congregación para la Doctrina de la Fe para que se comprendan sus teorías.
La Provincia de Loyola quiere agradecer el interés que han mostrado tantas personas por la situación suscitada por el caso y los mensajes de reconocimiento por el compromiso personal y teológico de Jon Sobrino.
Bilbao, a 15 de marzo de 2007
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