Wednesday, April 11, 2007

Benedicto XVI, el Papa invisible


Así lo califica la revista norteamericana Newsweek
El actual Papa ha sido casi invisible en los lugares donde más se necesita. El 19 de abril marca el segundo aniversario de la elección de Benedicto XVI como Pontífice, sentencia la restigiosa revista americana Newsweek.

No hace mucho tiempo, cuando un Papa viajaba a la región no ameritaba mucho comentario; Juan Pablo II era un viajero global quien llegó a México y al Caribe durante sus primeros 100 días. Sin embargo Benedicto, quien cumple 80 años en este mes, muy raramente se ha alejado de su casa y parece más interesado en tratar de revivir el catolicismo europeo.

En un viaje hacia el pueblo brasileño de Aparecida du Norte planea reunirse con los prelados regionales preocupados acerca de su declinante influencia, el crecimiento de los movimientos evangélicos locales y la legalización de las uniones gay del aborto. El Papa debería escoger cuidadosamente sus palabras; en uno de sus últimos viajes, a su nativa Alemania, generó toda una tormenta cuando citó de pasada comentarios inadecuados acerca del profeta Mahoma. En unos cuantos días Benedicto estaba siendo quemado en efigie.

Él puede esperar una recepción más cálida en América del Sur, sin embargo no hay que negar que ha sido una desilusión para muchos feligreses de ese y otros lugares. Algunos de los católicos de Estados Unidos lo tacharon de retraído, los europeos resienten sus intromisiones en los asuntos de ellos, y nunca ha sido popular en América Latina. La región, hogar de 450 millones de católicos, había tenido la esperanza de ver uno de sus ciudadanos llegar a ser Papa a la muerte de Juan Pablo. Muchos ahí se han sentido ignorados por el hombre que lo reemplazó.

Parte del problema es el estilo. El último Papa fue un sacerdote que se coló como un jugador internacional (hablaba ocho idiomas, incluyendo español y portugués) Benedicto es un académico soso que pasó mucho tiempo de su carrera enseñando teología y filosofía. “Este es un profesor, un hombre tranquilo no un actor diestro en política”, dice el teólogo estadounidense Michael Novak. “La gente no debería juzgarlo por los estándares de Juan Pablo II”. Tal vez las diferencias van más allá de la personalidad.

Durante su largo papado, Juan Pablo llevó a cabo más de 100 viajes al extranjero y mostró verdadera preocupación por el mundo en desarrollo. A pesar de que Benedicto solicita más ayuda para el África en un nuevo libro, él parece preocupado por Europa. Sus defensores dicen que este enfoque angosto representa un regreso a la tradición. “Antes de la elección de Juan Pablo II, se daba por entendido que el Papa jugaba un rol mucho más activo en los asuntos europeos”, afirma el fraile Thomas Williams de la Legión de Cristo.

LAS INTROMISIONES Y AUSENCIAS DEL PAPA

Sin embargo el énfasis de Benedicto no le ha ganado muchos fanáticos. Justo antes de su ascensión, el entonces cardenal Joseph Ratzinger previno a los italianos que “Europa ha desarrollado una cultura que ... excluye a Dios de la conciencia pública”, y el mes pasado lamentó que los europeos tomaran el camino de un “individualismo peligroso”. Además el pasado mes, los obispos de Italia salieron en contra del intento del país de extender los derechos de los homosexuales y de las parejas no casadas.

Tales movimientos han perturbado a los políticos —un parlamentario ha prevenido a Benedicto en contra de imponer una “dictadura clerical” en Italia— y a muchos de los feligreses. “Ratzinger está involucrándose demasiado en temas tales como los derechos civiles de las parejas no casadas y está demasiado fuera de época”, dice la ama de casa de Milán, María Novella D’all Aglio.

En el resto del mundo entre tanto, la presencia de Benedicto casi no ha sido sentida. No se le vio por ningún lado en el 2005 después de que el huracán “Katrina” golpeara Nueva Orleans, presumiblemente la ciudad más católica en Estados Unidos. Tampoco le ha puesto mayor atención a los problemas de América Latina, hogar de casi la mitad de los católicos del mundo, y un enfoque clave del papado de Juan Pablo II. “Nos ha ignorado completamente”, dice Roberto Blancarte, un sociólogo especializado en asuntos religiosos del Colegio de México en la Ciudad de México.

En ausencia de Benedicto, la influencia de su iglesia ha seguido a la baja. En América Latina hay un estimado de 8 mil personas que dejan la Iglesia Católica todos los días, y de acuerdo a la firma encuestadora Latinobarómetro, el número de personas locales que se autodenominan católicos bajó 9 por ciento entre 1995 y el 2005. El declive de la Iglesia es más evidente en México, el cual tiene la segunda población más grande de católicos sobre el planeta. El estado de Coahuila le dio el sí a las uniones civiles de personas del mismo sexo en enero. Dos meses antes, la Ciudad de México otorgó nuevos derechos a las parejas del mismo sexo, y se espera despenalizar muy pronto el aborto.Tales medidas en el pasado hubieran parecido impensables en una sociedad donde la Virgen de Guadalupe rivaliza con la bandera como un símbolo nacional.

Si Benedicto se hiciera más activo en América Latina, sin embargo, probablemente no cambiarían las cosas. Su única oportunidad en los asuntos locales enemistó más a los católicos que lo que los respaldó: en octubre personalmente aprobó un documento del vaticano que criticó agudamente al Padre Jon Sobrino, un partidario de la Teología de la Liberación. La ironía de esto fue que la Teología de la Liberación —un movimiento social progresivo católico— ya está considerado como letra muerta en estos días. Sus críticas de esta manera golpearon a muchos de una manera innecesaria; Leonardo Boff, un ex sacerdote brasileño, escribió una carta abierta diciendo que las sanciones del Papa “me llenaron de tristeza” y “defraudaron a los pobres”.
Eso causará más problemas en el futuro, especialmente en países latinos donde ya se cree que él se encuentra viviendo tiempos del pasado. El problema, de acuerdo a Gibson, quien escribió una biografía del Papa es que el Papa Benedicto no parece darse cuenta de que es un líder mundial y no un académico”.

Con el Vaticano enfrentando una escasez aguda de sacerdotes y monjas, y con su autoridad moral disminuida por los escándalos de pederastia, los 1.1 miles de millones de católicos del mundo podrían utilizar a un pastor que les ayudara a enfrentar los problemas del presente y del futuro. Lo que ellos obtuvieron es un intelectual recluido más interesado en revivir viejos rituales y disputas.

AGREGADOS

Los políticos del ala izquierda ya no temen más al Vaticano. Durante el papado de Juan Pablo II, los políticos solían tener cierto respeto para la Iglesia y una creencia que no estaba en sus intereses enfrentar.

“Demasiado conservador y alejado de la ruta principal se encuentra el Papa Benedicto XVI”.
Leonardo Boff, ex sacerdote brasileño.

“Él es un tipo moldeado a la antigua que quiere regresar a lo que la Iglesia hacia antes”. David Gibson, autor de una biografía del Papa.

Ciertamente, la mala fortuna del actual Papa tal vez sea su elección a un empleo que nunca estuvo preparado para llenar.

BIOGRAFIA

Teólogo y prelado alemán, elegido Papa de la Iglesia Católica el 19 de abril de 2005, como sucesor de Juan Pablo II. Educado en el seno de una familia campesina, participó como soldado del Ejército alemán en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Finalizada la contienda, cursó estudios en la Escuela Superior de Filosofía de Freising y en la Universidad de Münich.

Ordenado sacerdote en 1951, Joseph Ratzinger obtuvo la cátedra de teología fundamental en la Universidad de Bonn. Profesor en Münster (1963) y en Ratisbona (1970), publicó una obra de considerable éxito y apertura, Introducción al cristianismo (1967), y en 1977 fue consagrado obispo, nombrado arzobispo de Freissig-Munich y creado cardenal por Paulo VI.

Desde 1981 Joseph Ratzinger fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Desde este cargo condenó la teología de la liberación y criticó la apertura, según él secularizadora del Concilio Vaticano II, a pesar de haber sido uno de sus más destacados teólogos.

En 1987 publicó “Iglesia, Ecumenismo y Política”. En 1992 fue nombrado presidente de la comisión encargada de elaborar el nuevo catecismo. En los años 90 prosiguió su vasta obra con títulos como “Evangelio” (1996), “La Fe como Camino” (1997), “De la Mano de Cristo” (1998) y “Verdad, Valores y Poder” (1998). Por su proximidad a la figura de Juan Pablo II, de cuya línea moral conservadora fue el más destacado artífice, Ratzinger era uno de los más firmes candidatos a su sucesión.
Fuente: El periodista Digital

1 comment:

Anonymous said...

Señores por favor no sean intransigentes! como esperan que Benedicto XVI realice la misma cantidad de viajes que Juan Pablo II????? Cuando su predecesor inicio el papado tenia 58 años. Benedicto XVI lo comenzó en el limite de sus 80 años, a los 79. No sean por favor tan irrespetuosos al llamar "soso" a Benedicto XVI, solamente porque no viaja como lo hacia Juan Pablo II. Probablemente si dejaran tanto la critica serian capaces de ver objetivamente las grandes enseñanzas de S.S.