Una oración fúnebre judía en la explanada de la catedral Notre-Dame de París abrió ayer los funerales del cardenal Jean-Marie Lustiger, judío convertido al catolicismo cuando era adolescente y que promovió el diálogo entre la Iglesia católica y el judaísmo. Personalidades políticas, incluido el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que interrumpió sus vacaciones en Estados Unidos para asistir a los funerales, y religiosas de varias confesiones acudieron a la catedral para el último y solemne adiós al que fuera arzobispo de París entre 1981 y 2005.
Unas 2.000 personas se concentraron en el exterior de la basílica durante la lectura del rezo fúnebre judío, el «kadish yatom», antes de que el féretro fuera introducido en Notre-Dame, donde 3.000 personas participaron en la misa, oficiada por el arzobispo de París, André Vingt-Trois, en presencia de decenas de arzobispos y obispos de varios países y dignatarios de otras iglesias.
Jonás Moses-Lustiger, sobrino bisnieto del cardenal, leyó un salmo 113, mientras que la lectura del «kadish» corrió a cargo de un primo del difunto, Arno Lustiger. El joven Jonás, que evocó con emoción su última reunión con el cardenal, depositó sobre el féretro tierra recogida en un monasterio cerca de Jericó y en el jardín del Monte de los Olivos en Jerusalén y llevada al Muro de las Lamentaciones, el Calvario y el Santo Sepulcro, antes de ser sellada en una urna.
Fiel a sus orígenes
En un mensaje leído por el cardenal Paul Poupard, el Papa Benedicto XVI rindió homenaje al fallecido, del que dijo que era «una gran figura de la Iglesia, respetada por todos» y que, «en fidelidad con sus orígenes, contribuyó de manera particularmente significativa al diálogo fraterno entre cristianos y judíos». Los restos del cardenal van a reposar en el llamado panteón de los arzobispos, situado en una cripta cerrada en el coro de la catedral.
Hijo de una familia judía polaca, Lustiger se convirtió al catolicismo a los 14 años, durante la II Guerra Mundial, en la que su madre y otros miembros de su familia perecieron en los campos de concentración nazis. El cardenal falleció el pasado domingo a los 80 años, tras una larga lucha contra el cáncer.
Entre las personalidades presentes en la ceremonia estaba el ex presidente de Polonia, Lech Walesa. Sarkozy al término del funeral insistió en «honrar la memoria de quien fue para los franceses, sean creyentes o no (...) un hombre de paz, de unión y de reconciliación». En la misma línea, el primer ministro francés, François Fillon, dijo que en representación del Gobierno rendía homenaje a «un hombre que hizo mucho por el diálogo entre las religiones y el Estado».
Varios miembros del Ejecutivo francés también acudieron a los funerales, así como Bernadette Chirac en representación de su marido, el ex presidente Jacques Chirac, y miembros de la Academia francesa, a la que pertenecía el difunto. Precisamente, el secretario perpetuo de la Academia, el escritor Maurice Druon, señaló que el cardenal Lustiger había sido un «hombre por encima de los hombres» y, tras aludir a sus orígenes judíos, señaló que «en un mundo en crisis» había «reconciliado» en sí mismo «los fundamentos de nuestra civilización».
El Periodista Digital
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