Lucas 12, 32-34
"No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino. Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse junto a Dios bolsas que no se rompen de viejas, y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla que destroce. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón."
"No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino. Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse junto a Dios bolsas que no se rompen de viejas, y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla que destroce. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Algo de esto es sabiduría antigua. Los romanos comparaban el dinero al agua de mar: mientras más lo bebas, más sed tendrás. Tu mensaje, Señor, no es para que yo protega mi corazón ante una pérdida, sino que para que yo atesore lo que me durará más allá de este mundo: al amor a Tí y a tu Reino. Es sobre proyectar nuestro amor, sin limitarlo sólo a lo perecible.
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