Friday, August 10, 2007

recordando a los mártires. Oración de Lucho Espinal


Lucho Espinal (Sant Fruitós de Bages, Catalunya, 1932), sacerdote, jesuita y periodista, vivió en Bolívia de 1968 a 1980, año en que; murió en manos de un escuadrón de la muerte, tan sólo dos días antes del asesinato de Monseñor Romero. Desde 1970 nacionalizado boliviano, dedicó y dió su vida por los més desfavorecidos, en una lucha constante en pro de la justicia. En los años posteriores a su muerte, su figura se ha convertido en un mito que ha dejado de pertenecer al patrimonio de la Iglesia, para pasar a formar parte de la memoria colectiva de todo un pueblo
«Jesucristo dijo: "Quien quiera guardar su vida, la perderá; y quien la gastare por mí, la recobrará en su vida eterna".

A pesar de todo, tenemos miedo a gastar la vida y entregarla sin reservas.Un terrible instinto de conservación nos lleva al egoísmo y nos atormenta cuando hemos de jugarnos la vida.

Pagamos seguros por todas partes para evitar los riesgos. Y además de todo eso está la cobardía...

Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Sin embargo, Tú nos diste la vida para gastarla. No podemos reservárnosla en un estéril egoísmo.

Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no nos paguen; hacer un favor a quien nada puede darnos a cambio; gastar la vida es arriesgarse incluso al inevitable fracaso, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.

Somos antorchas, y sólo tenemos sentido cuando nos quemamos; sólo entonces seremos luz.

Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace eludir el sacrificio y buscar seguridad.
Gastar la vida no es algo que se haga con gestos extravagantes y falsa teatralidad.

La vida se entrega sencillamente, sin publicidad, como el agua de la fuente, como la madre que da el pecho a su hijito, como el sudor humilde del sembrador.

Enséñanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible están tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío.

El futuro es un enigma, nuestro camino se pierde en la niebla; con todo, queremos seguirdándonos, porque Tú estás esperando en la noche con mil ojos humanos que se deshacenen lágrimas».

(Lucho Espinal, jesuita asesinado en Bolivia el 22 de marzo de 1980)
Fuente: El periodista Digital

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